JAÉN 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Parador de Santa Catalina de Jaén celebrará la noche de San Juan con una cena especial, música en directo y una queimada para alejar los malos augurios, una iniciativa con la que quiere dar la bienvenida a la temporada estival celebrando por todo lo alto la noche más mágica del año.
Según ha informado Paradores, la impresionante fortaleza árabe del siglo XIII retrocederá este 24 de junio a la época de las leyendas para honrar a San Juan y el solsticio de verano siguiendo las indicaciones de las tradiciones más antiguas. Para ello, ofrecerá una velada cargada de connotaciones mágicas que comenzará a las 21,30 horas con la degustación de un menú elaborado para la ocasión y amenizado con música de piano en directo a cargo del maestro Francisco García.
La selección de platos podrá degustarse en el restaurante del establecimiento al precio de 40 euros y comenzará con unas croquetas caseras que darán paso a una ensalada de hojas y trucha en escabeche. Los muslos de pollo de corral en salsa de azafrán se servirán como plato principal mientras que el arroz con leche caramelizado cerrará la degustación.
La sobremesa estará aderezada con mojitos y cocas de San Juan que los comensales podrán disfrutar hasta que, entrada la noche, participen en una tradicional Queimada. Se trata de una tradición gallega también atribuida a la cultura celta y destinada a alejar los malos augurios y afrontar con positivismo los nuevos tiempos.
El ritual de preparación de esta bebida alcohólica está dirigido a alejar a los malos espíritus y las meigas --http://es.wikipedia.org/wiki/Meiga-- (brujas) que, según la tradición, acechan a los hombres y mujeres para intentar maldecirles ya sea por diversión, venganza, algo que han realizado anteriormente, o cualquier otro motivo.
Se trata de un acto muy ligado a la noche de San Juan en la que el fuego toma un especial protagonismo en prácticamente todos los rincones de nuestro país. Su presencia es fundamental en esta noche mágica por su función simbólicamente purificadora para las personas que lo contemplan y por la fuerza que ejerce sobre el sol, más débil a partir del solsticio de verano.