Castillos, Goya o fiestas populares, entre los planes de verano en un Aragón donde incluso es posible dormir tapado

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Archivo - Castillo de Loarre (Huesca) - EUROPA PRESS - Archivo
Actualizado: martes, 20 mayo 2025 11:45

ZARAGOZA 20 May. (EUROPA PRESS) -

Patrimonio material, con los castillos y fortalezas que se extienden por todo su territorio, inmaterial, con festividades como la Morisma de Aínsa o las Fiestas del Ángel de Teruel, o el arte de Goya, son algunos de los principales atractivos que ofrece Aragón para este verano, en los que sus pueblos volverán a destacar como de los pocos en los que se puede dormir tapado durante los meses de más calor.

En estos meses de altas temperaturas, de noches eternas y de días a la sombra, Aragón ofrece un refugio fresco para la desconexión, para tomar un respiro y disfrutar de su naturaleza plácida y de sus miles de aventuras, con montañas, sierras y lagos esperando.

No en vano, la comunidad aragonesa está salpicada de cientos de pequeños pueblos pintorescos llenos de historia y elementos sorprendentes, como Ansó (Huesca) y sus chimeneas troncocónicas cubiertas con piedras para que no entren las brujas y su peculiar traje regional, que fue muy bien retratado por Sorolla y que celebra su día, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional, el último domingo de agosto, o Daroca (Zaragoza), donde se pueden admirar sus monumentales puertas de entrada y la muralla más extensa de Aragón.

Pero si lo que se anda buscando es el respiro en el mercurio, las zonas altas de Teruel son las que más alternativas ofrecen, con localidades como La Fresneda, en el Matarraña, en la que destacan sus cárceles destinadas a distintos estratos sociales; o Albarracín, un lugar único, que forma parte de la lista de pueblos más bonitos de España, donde pasear por sus calles, recorrer su muralla y adentrarse en sus monumentos es como hacer un viaje al Medievo.

En Albarracín, el viajero admirará cada rincón, sus casas de color rojizo, sus puertas y llamadores, sus diminutas ventanas con visillos de encaje o sus balcones corridos en rica forja y de madera tallada, por no hablar de sus vistas y de su entorno, con la posibilidad de dar un agradable paseo junto al río Guadalaviar o el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, con sus contrastes cromáticos entre el verde del pinar y el rojo de la piedra, que en sus abrigos rocosos conservan excelentes muertas de arte rupestre levantino declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En la visita a este pintoresco pueblo turolense no pueden faltar su catedral, las iglesias de Santiago y Santa María, la Casa-Museo Noble de la familia Pérez y Toyuela, el Museo Municipal, el Museo Diocesano y, si se va con niños, el Museo del Juguete.

FIESTAS: EL ÁNGEL O LA MORISMA

Aquellos que deseen combinar el refugio climático con otros planes pueden disfrutar, del 4 al 14 de julio, de las Fiestas del Ángel de Teruel, de Interés Turístico Nacional, unos festejos multitudinarios que son una exaltación de la alegría, de la calle y del toro. Su particularidad es que todo el mundo puede sentirse peñista, son sumamente inclusivas: sólo es necesario ataviarse de blanco con una falda roja.

También escaparse a la localidad altoaragonesa de Aínsa, en la puerta del Pirineo, y también en la lista de los pueblos más bonitos, que el 31 de agosto se vestirá con motivos guerreros y de reconquista para celebrar La Morisma, Fiesta de Interés Turístico Aragonés que se celebra cada dos años.

La Morisma, que congrega a cientos de visitantes en la plaza porticada de Aínsa, atraídos por su vistosidad, su rigor histórico y su atractivo turístico, representa el triunfo de las huestes del rey García Ximénez sobre el poderoso ejército sarraceno, con la ayuda de la intercesión divina en forma de cruz sobre un árbol, que es la imagen que aparece en el primer cuartel del actual escudo de Aragón.

Además, la localidad sorprende a los viajeros con sus calles empedradas, sus ejemplos de románico y su castillo, un bello escenario que acoge un Ecomuseo de la Fauna Pirenaica en su torre del homenaje, y que también es sede, cada verano, el Festival Internacional de Música Castillo de Aínsa, por cuyo escenario pasarán este año, del 28 de junio al 13 de julio, Rita Payés, Joaquín Pardinilla o Huecco.

ARAGÓN A TRAVÉS DE SUS CASTILLOS

Precisamente, los castillos son otra de las mejores maneras de descubrir Aragón. Una ruta que, sí o sí, tiene que empezar en el prepirineo oscense, en el Castillo de Loarre, la fortaleza románica mejor conservada de Europa.

Construido en el siglo XI, Loarre fue primero palacio real, más tarde monasterio y, en la actualidad, escenario de películas como 'El reino de los cielos', de Ridley Scott.

Levantado en un espolón rocoso a 1.071 metros de altitud por el rey Sancho III el Mayor para defender la línea fronteriza del Reino de Aragón, fue pieza clave en la reconquista por su control sobre toda la llanura de la Hoya de Huesca.

Otro de los castillos más bellos e impresionantes de Aragón, el de Peracense, está en las faldas de la turolense Sierra Menera. Levantado en el siglo XIII en plena roca para defender la frontera con Castilla, también ha sido cárcel y un importante cuartel durante las guerras carlistas, aunque la unión dinástica por el matrimonio entre los Reyes Católicos le hace perder importancia.

Sin embargo, el paso del tiempo no ha podido con esta inexpugnable edificación que, a día de hoy, conserva sus estancias casi en su totalidad, y que se mimetiza con su entorno, con la mayoría de los edificios del pueblo, como la iglesia o el ayuntamiento, que están construidos, al igual que el castillo, con piedra de rodeno, característica por su color rojizo.

También en la provincia de Teruel, se alza otra de las fortalezas más monumentales del territorio aragonés: el Castillo de Alcañiz, perteneciente a la Orden de los Calatravos.

Se construye ya en época islámica como enclave defensivo de gran importancia, ya que domina la ciudad desde lo alto de la llamada loma de Pui Pinos. Ha sido castillo, palacio, cárcel, cuartel, residencia y, ahora, Parador Nacional, tras numerosas reformas y ampliaciones que han dado lugar a una compleja planta en la que el palacio medieval y el barroco comparten el gran claustro del siglo XIV.

La parte más antigua corresponde a la zona nordeste, en la que se levantan la bella Torre del Homenaje y la Capilla, ambas fechadas a finales del siglo XII e inicios del XIII. De gran belleza son sus pinturas góticas, que datan de la primera mitad del siglo XIV y constituyen uno de los conjuntos de pintura mural más interesantes de Aragón.

LA ALJAFERÍA Y GOYA

No obstante, quizás el palacio más conocido sea el de la Aljafería, en Zaragoza, que ha sido, a lo largo de su historia, residencia de recreo de los reyes musulmanes, recinto fortificado, residencia real aragonesa, sede y cárcel de la Inquisición, palacio de los Reyes Católicos, cuartel y, desde 1987, sede de las Cortes de Aragón.

Construido en el siglo XI como palacio de recreo de los monarcas que gobernaban la taifa de Saraqusta, diez siglos después, sigue siendo, junto con la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba, una de las joyas artísticas de la presencia musulmana en el sur de Europa.

La Aljafería destaca también como uno de los monumentos más representativos del arte mudéjar, convertido en el símbolo de la arquitectura civil aragonesa. Al acceder, aparecen las hermosas arquerías del palacio islámico, que contrastan con la imponente presencia de la Torre del Trovador, que inspiró una ópera de Verdi --'Il Trovatore'--, para la que hay que pasar antes por las estancias que ocupaban los reyes de Aragón.

Además, este año, el arte islámico y medieval se dan la mano en este palacio con el mayor genio de la pintura que ha salido de Aragón --Francisco de Goya-- con la exposición 'Goya. Del museo al palacio', que exhibe 62 obras del artista de Fuendetodos y supone una oportunidad única de explorar su obra y, a la vez, admirar un edificio de esta trascendencia cultural e histórica.