Imagen de archivo de un incendio el pasado mes de febrero en una caseta agrícola del núcleo oscense de Ilche, originado en la chimenea. - DPH
HUESCA 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Diputación de Huesca, a través de su Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento (SPEIS), ha hecho un llamamiento para revisar y poner a punto las chimeneas, ahora que la llegada del invierno intensifica su uso en muchas viviendas, principalmente del medio rural, a fin de mejorar con ello la seguridad y reducir el riesgo al hacer fuego.
Como todos los sistemas productores de calor, ha recordado el SPEIS, las chimeneas conllevan un riesgo si no se mantienen, utilizan y aíslan correctamente, lo que anualmente provoca numerosos fuegos que podrían evitarse siguiendo una serie de sencillos pasos, centrados en el mantenimiento y uso adecuado.
Respecto al mantenimiento periódico, desde el Servicio de Prevención se ha recordado que es fundamental limpiar las paredes del conducto de escape o tiro de la chimenea, pues allí se depositan los aerosoles que destila la madera al arder. Al acumularse crean una costra que, si adquiere cierto grosor, se puede poner incandescente y arder.
En este sentido, es importante también deshollinarla todos los años si se utiliza la chimenea a diario durante todo el invierno. Si el uso es ocasional, se recomienda realizar esta limpieza cada dos o tres años como máximo.
En cuanto al uso adecuado, el SPEIS ha llamado la atención sobre la necesidad de evitar la sobrecarga de leña --que debe estar secas para dar más calor y evitar a la vez el riesgo de incendio--, pues una emisión de calor excesiva aumenta el riesgo de generar un foco de ignición en algún punto del tiro.
MADERAS PREFERENTES
El roble, encina o haya, maderas secas y duras, generan menos creosotas (la citada costra alquitranada) y tienen mayor poder calorífico que las húmedas o blandas, como son el pino y el chopo.
Además de estas prevenciones, es importante crear una zona de seguridad junto a la chimenea, evitando colocar material combustible como muebles o ropa húmeda a menos de dos metros del fuego, así como mantener una ventilación constante de la estancia, pues la combustión consume oxígeno y el nivel de monóxido de carbono puede aumentar peligrosamente.
Finalmente, el SPEIS ha hecho hincapié en que hay que asegurarse de haber apagado el fuego por completo.