Zaragoza aplica técnicas innovadoras de bioingeniería para recuperar las riberas del Huerva e integrarlas en el paisaje

Mur Krainer en un tramo urbano del río Huerva a su paso por Zaragoza.
Mur Krainer en un tramo urbano del río Huerva a su paso por Zaragoza. - AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA
Europa Press Aragón
Actualizado: domingo, 30 noviembre 2025 14:37

ZARAGOZA 30 Nov. (EUROPA PRESS) -

Zaragoza continúa siendo pionera e innovadora en las obras de regeneración del río Huerva para mejorar su biodiversidad, que ahora están en la segunda de sus dos fases. Estos trabajos supondrán completar la recuperación fluvial del río, la plantación de arbolado y la creación de espacios naturalizados. Además, se generarán espacios abiertos junto al cauce, equipamientos y sendas definitivas que permitirán disfrutar de la ribera de forma compatible con la dinámica del río.

"En las riberas del río han comenzado ya las labores de bioingeniería, que son soluciones innovadoras basadas en la naturaleza para restaurar las orillas", ha anunciado el consejero municipal de Urbanismo, Infraestructuras, Energía y Vivienda, Víctor Serrano, quien ha añadido que "es la primera vez que se aplican en Zaragoza y serán una intervención única en España por su dimensión y lugar".

Estas técnicas se centran en la naturalización de las orillas del cauce y tienen como objeto mantener y mejorar un estado que favorezca su evolución natural, mejorando a su vez la estabilidad de las riberas.

"Aquí, la naturaleza tiene un papel activo como remedio estructural", ha resumido Serrano. Los ríos, con sus crecidas y el paso del tiempo, erosionan sus orillas y taludes, que son las pendientes de tierra. Para evitar que la orilla se desmorone, tradicionalmente se usaban los muros de cemento u hormigón, que son rígidos y artificiales.

"La solución que ha comenzado a aplicarse en la ribera del Huerva a su paso por Zaragoza es el denominado entramado Krainer o muro Krainer, que en definitiva usa la naturaleza para proteger el ecosistema fluvial, creando defensas ribereñas que son robustas, flexibles y vitales", ha explicado Víctor Serrano.

UNA DEFENSA NATURAL

El muro Krainer consiste en construir una estructura donde se entraman troncos de madera sin tratar, a menudo de especies como el castaño o el sauce, colocados de forma transversal y longitudinal. El espacio entre los troncos se rellena con tierra, sedimentos y rollos de fibra de coco de alta densidad, que son materiales biodegradables.

Este rollo, además de hacer un cierre perfecto, también tiene un papel importante para retener humedad, lo que facilita el crecimiento de las plantas. Y en esta tierra se plantan las especies vegetales autóctonas de ribera. Se consigue así una estabilidad inmediata y se protege el suelo mientras las plantas crecen.

"Con el paso del tiempo, la madera se va descomponiendo e integrando como un talud natural y las raíces de las plantas se extienden y entrelazan, actuando como un refuerzo estructural que consolida el suelo de forma permanente", ha desarrollado Serrano, quien ha apuntado que "esta técnica de bioingeniería se utiliza en la estabilización de pendientes de hasta 60 grados de desnivel como muro de contención".

"La estructura es más resistente y resiliente que los muros rígidos", ha advertido Serrano. A diferencia del hormigón que simplemente desvía la fuerza del agua, "el entramado de troncos y raíces absorbe y reparte la energía de las crecidas, protegiendo la orilla a largo plazo", ha explicado el consejero municipal.

Además, al usar materiales naturales y permitir el crecimiento de vegetación nativa, se restaura el hábitat natural (el bosque de ribera). Esto atrae de nuevo a insectos, peces, aves y otros animales, mejorando la biodiversidad del río.

Del mismo modo, la vegetación y la tierra actúan como un filtro natural, ayudando a limpiar el agua antes de que vuelva al cauce, lo que es crucial para la calidad del agua.

"El resultado final es una orilla de aspecto natural y verde, sin hormigón, que se integra perfectamente en el paisaje, a diferencia de los muros de piedra o cemento que son visualmente agresivos", ha expresado Víctor Serrano.

Esta técnica del muro Krainer proviene de la tradición de bioingeniería centroeuropea, con especial arraigo en países como Austria y Suiza, donde se suele utilizar para estabilizar los taludes en ríos y montañas. En España se ha aplicado en tramos de ríos como el Miño, Sil, Elorz o el Ebro en algunos puntos de Navarra y Aragón.

DÓNDE SE ESTÁN CONSTRUYENDO

En el tramo 2 del río Huerva, entre la calle de Miguel Servet y la desembocadura del río en el Ebro, ya se están construyendo estos muros Krainer de 1,6 metros de altura en la margen derecha aguas abajo del puente de Jorge Cocci. En esta orilla actualmente existe una importante erosión provocada por la elevada velocidad de la corriente de las aguas.

Mientras, en la ribera izquierda, junto al parque Bruil, se están creando estructuras de entramado Krainer, pero con el objetivo de crear un espacio de refugio y cría de anfibios.

En este caso sólo se utiliza la estructura de troncos, dejando el espacio intracelular vacío y sin vegetar. La madera, en este caso de castaño sin tratar y que se degrada lentamente, es un hábitat favorable también para los insectos saproxílicos, lo que permite incrementar la biodiversidad del ámbito.

Mientras, en el tramo 1 del proyecto, entre los antiguos viveros Sopesens y el soterramiento en Gran Vía, se contemplan muros Krainer de hasta 1,8 metros de altitud e incluyendo entramado Loricata (que incluye una estructura metálica modular de acero galvanizado) para taludes de mayor altura.

Los entramados Krainer se proyectan en varios de los subtramos y en ambas orillas para la estabilización de orillas y o taludes. No obstante, el más significativo por su longitud se situará en la margen derecha a la altura del inicio de la calle Huerva ya que por arriba irá una de las sendas proyectadas y se necesitará un muro krainer de 1,8 metros de altura y con una longitud de 51,5 metros.

Asimismo, el entramado krainer sin rellenos como refugio para fauna y anfibios, en este tramo del río, se instalarán más enfocados en el área junto a los antiguos viveros, en lo que será el futuro parque Sopesens.

UN GRAN PROYECTO DE CIUDAD

Esta segunda fase de las obras del río Huerva supone una inversión de 23.071.804,86 euros (IVA incluido) tras ser adjudicada a la UTE Construcciones MLN - Ingeniería y Técnicas Globales de Resolución Ambiental SL, lo que supone una baja global del 9% respecto al valor de licitación, que era de 25.373.209,06 euros, sumando los dos contratos en los que se estructura esta segunda fase. Esto supone un ahorro para las arcas municipales respecto al precio de licitación que alcanza los 2.301.404,20 euros.

Asimismo, esta segunda fase de las obras del Huerva supondrá la puesta en servicio de 8 parques repartidos a lo largo del trazado urbano del río: cinco nuevos en el primer tramo hasta la Gran Vía y la renovación de otros tres en su trazado final hasta la desembocadura en el Ebro. Se completará la recuperación fluvial del río e incluirá la plantación de arbolado y la creación de espacios naturalizados.

El proyecto del primer tramo aprovecha también para reformar varias calles del entorno, hacerlas más accesibles y amables e incorporar vegetación donde sea posible, de forma que acompañen al corredor fluvial renaturalizado.

Las obras cuentan con financiación de dos convocatorias de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea - NextGenerationEU, para cuyo desarrollo se han obtenido cerca de 5 millones de euros.

A ello hay que sumar las aportaciones de hasta 20 millones de euros que el Gobierno de Aragón se ha comprometido a invertir dentro de los acuerdos de la Comisión Bilateral con el Ayuntamiento de Zaragoza para ejecutar el conjunto del proyecto.

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