La defensa del Guardia Civil bipolar niega la agresión al enfermero y denuncia la actuación policial

Actualizado: lunes, 1 marzo 2010 19:05

La esposa asegura que sorprendió a los policías golpeando a su marido en el abdomen cuando estaba esposado, mientras el acusado declara que "no recuerda nada"

OVIEDO, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -

Un Guardia Civil de Oviedo aquejado de un trastorno bipolar mixto, que en 2007 irrumpió en una clínica psiquiátrica de La Corredoria con un episodio maniaco, declaró hoy que "no se acuerda de nada de lo que pasó aquel día". Su mujer y el abogado defensor negaron que el hombre agrediera al enfermero y anunciaron que han interpuesto una denuncia porque la actuación de los agentes para reducirle fue "desproporcionada".

Según la calificación del Ministerio Público, el hombre incurrió en tres delitos de daños, lesiones y resistencia y cometió dos faltas de amenazas y vejaciones de los que se le absuelve al considerar que tenía sus facultades mentales "anuladas" en el momento de los hechos. La defensa, que aceptó los daños, negó hoy las imputaciones por lesiones y resistencia, mientras Fiscalía y acusación particular elevaron a definitivas sus conclusiones provisionales.

El hombre se enfrenta a tres años de tratamiento médico -uno por cada uno de los delitos-. En concepto de responsabilidad civil, deberá pagar a la clínica 576 euros por los desperfectos y 651 euros por los perjuicios derivados de la baja del enfermero. Éste, a su vez, será indemnizado con 620 euros por las lesiones y 100 por las secuelas.

El juicio se celebró hoy en la sala de lo Penal número 3 de Oviedo y quedó visto para sentencia. En la vista declararon el acusado, su mujer, el enfermero al que supuestamente agredió, una auxiliar de clínica, la directora del centro médico, una forense, y dos de los seis agentes de la Policía Local que intervinieron para reducirle.

"DOS COPAS DE VINO"

En su deposición ante la juez, el imputado declaró hasta en dos ocasiones que "no recuerda nada de lo que pasó" el día de autos hasta que llegó al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), a donde fue derivado tras el episodio. Tampoco si antes del incidente había ingerido alcohol, como posteriormente reconoció su mujer, que precisó que consumió "dos copas de vino en la cena".

Ésta, por su parte, explicó que acudieron a la clínica "de urgencias psiquiátricas" porque su cónyuge se encontraba "muy alterado y nervioso" y criticó que en lugar de tranquilizarle el enfermero le gritaba pidiéndole que se sentase. "En ningún momento le puso la mano encima", mantuvo. Asimismo, y según su relato, en un momento se encontró con el "municipal golpeando a su marido en el abdomen mientras estaba esposado con los grilletes", ante lo que posteriormente puso una denuncia, "que sigue su curso", según el letrado.

El enfermero, por el contrario, manifestó que le agredió con empujones contra la pared y patadas que la esposa y la auxiliar trataron de evitar y que le ocasionaron heridas en la pierna y en el codo, por las que tuvo que coger la baja laboral, pero que no le dejaron secuelas.

Los agentes manifestaron que, a su llegada, el vestíbulo del centro médico estaba "totalmente destrozado, como si hubiera pasado un ciclón" y negaron haberle pegado un puñetazo en el estómago al Guardia Civil. "No solemos emplear esos métodos", depuso uno de ellos ante el tribunal.

LOS HECHOS

De acuerdo al escrito, el hombre acudió sobre las 00.50 horas del 10 de abril de 2007 al servicio de urgencias de la Clínica Psiquiátrica San Rafael en compañía de su mujer, con un episodio maniaco con gran agitación psicomotriz.

En la entrada del centro y en la sala de espera del mismo rompió varias puertas, una jardinera, el mostrador, cuatro maceteros, el teléfono y un cuadro, lo que motivó la intervención del enfermero, a quien el enfermo insultó y amenazó de muerte.

Cuando éste trató de calmarlo, el hombre le propinó "un fuerte empujón que le lanzó contra la pared" y le golpeó en la cabeza con el auricular de un teléfono y con un cesto de flores, lo que le hizo caer al suelo.

Una vez que consiguió huir alertó a la Policía Local que trasladó a seis agentes hasta el lugar de los hechos. Mientras los agentes trataban de calmarle, el acusado trató de arrebatar el arma a uno de ellos, profiriendo amenazas de muerte contra el enfermero, a quien propinó un puñetazo. Poco después se personó en la clínica su directora, que reconoció al hombre como un antiguo paciente.