OVIEDO 4 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo, en colaboración con EDP, ha desarrollado un proyecto pionero en el Principado para medir la calidad del aire. Para ello emplearán diferentes tipos de líquenes como biosensores ambientales.
El catedrático de Ecología de la Universidad de Oviedo, José Ramón Obeso, coordina los trabajos que comenzaron a desarrollarse a finales de 2013. Según ha indicado la Universidad en nota de prensa este viernes, el empleo de líquenes como sensores atmosféricos es uno de los objetivos prioritarios del estudio. Para lograrlo, el equipo dirigido por Obeso está siguiendo el rastro de la 'Xanthoria parietina', un liquen de color amarillo especialmente resistente a diferentes elementos.
Las poblaciones de este tipo de liquen, ha explicado Obeso, crecen a ritmo muy lento, por lo que su presencia destacada en una determinada zona permitiría analizar la concentración de ciertos elementos químicos que se han ido acumulando en un periodo de tiempo relativamente largo.
"El análisis detallado de estos líquenes en diferentes localidades nos permitirá saber cómo está distribuida la concentración de diferentes elementos en el territorio", ha señalado el catedrático de Ecología.
La utilización de líquenes como bioindicadores permite, por una parte, simplificar los procesos de sensorización sin desplegar costosos equipos y aprovechar así los servicios que pueden prestar los ecosistemas a la sociedad. Por otra parte permite determinar el nivel de contaminación en puntos en los que no existen sistemas automáticos de medida.
EL PROCESO
Los líquenes se recogen en zonas en las que la contaminación atmosférica es muy baja, como los Picos de Europa. Una vez recogidos se reparten en once estaciones de seguimiento de la contaminación en la zona central de Asturias. Allí, se introducen dentro de unas mallas que permiten la libre circulación del aire, de tal manera que los líquenes puedan absorber los elementos.
Los investigadores revisan cada una de las estaciones una vez al mes para ir comprobando en qué medida se van acumulando los elementos de referencia y en qué momento se saturan los líquenes. Después, se lleva a cabo el análisis en el laboratorio de las concentraciones de cada sustancia.