GIJÓN, 31 May. (EUROPA PRESS) -
El jurado popular ha declarado este jueves, por unanimidad, culpable de un delito de homicidio por imprudencia grave a C.G.V. acusado de la muerte de su pareja, Silvia Hernández, fallecida en 2016 en su domicilio en Gijón, al considerar probado que no era intención del procesado acabar con la vida de la mujer e infringirle daño innecesario.
Así lo han anunciado en sesión pública en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón, donde se ha desarrollado el juicio desde el pasado lunes.
"Juro por Dios y por mi hija, que es lo que más quiero, que todo lo que dije y dijo mi abogado es verdad", llegó a afirmar el acusado en el ejercicio al derecho a una última palabra antes de que el jurado, formado por cinco hombres y cuatro mujeres, fuera a deliberar.
Las acusaciones, ante el veredicto, han modificado sus penas y, en vez de 22 años de cárcel o prisión permanente revisable, han solicitado cuatro años de cárcel y ocho de libertad vigilada, así como el pago de 60.000 euros de indemnización a cada uno de los padres de la víctima y de 3.000 a su abuela. La defensa, por su parte, ha pedido que se le aplique un año de cárcel y se ha opuesto al pago de cualquier indemnización.
Tras la lectura del veredicto, la abogada de la acusación particular, Emilia Calvo, ha señalado a los medio de comunicación que esperarán a ver la sentencia y cómo está esta fundamentada para valorar la presentación del recurso correspondiente.
DE CUATRO A UN AÑO DE PRISIÓN
Por su parte, el letrado de la defensa, Enrique Lamadrid, ha indicado que su cliente está satisfecho con el veredicto, toda vez que se enfrenta a penas de cárcel muy importantes. En todo caso, ha apuntado que habrá que esperar a conocer el acta del jurado para ver si se aplica o no alguna atenuante y solicitar, si procede, su puesta en libertad. Cabe recordar que el acusado lleva en prisión dos años y dos meses ya, y la pena a aplicar sería entre un año y cuatro.
Durante el juicio, precisamente, el abogado de la defensa había argumentado que las lesiones por arma blanca se las había infligido ella misma, durante el forcejeo mantenido entre la pareja por el cuchillo.
El acusado, durante su declaración, explicó que, la noche del 14 de marzo de 2016, después de discutir en la calle lo hicieron de nuevo en el domicilio a causa de unos cargadores de móvil, tras lo que ella, en un momento dado, cogió un cuchillo de cocina y salió al rellano de la escalera pidiendo auxilio y diciendo que se iba a quitar la vida.
Él optó por quitarle el cuchillo y en el forcejó ella se lo clavó en el costado izquierdo, para caer luego los dos contra la escalera de subida, según su versión.
El procesado dijo haberle curado las heridas con un poco de agua y le puso un trozo de papel de una servilleta y el insistió para ir al médico, sin que ella accediera.
Ya a lo largo del día del domingo dijo que estuvieron jugando al ajedrez y que a la mañana siguiente, sobre las 6.00 horas, despertó y notó que ella no respiraba y sangraba por la boca y la nariz, por lo que llamó al 112. Si bien contó una primera versión sobre que las heridas eran fruto de un intento de robo, luego manifestó la historia del forcejeo.
'FALSO'TESTIMONIO
El abogado de la defensa, asimismo, apuntó que la versión de su cliente era "coherente", al tiempo que ha acusado a la abuela de la víctima de mentir, convencida por la madre de Silvia para lograr una condena de por vida para el acusado. La abuela había declarado que su nieta la llamó esa noche y le dijo: "abuelita, que me va a matar", y que en otra llamada había escuchado al acusado decir: "hija de puta, te voy a matar".
Las acusaciones, que habían apelado al "sentido común" del jurado, habían dibujado a Silvia como una mujer "sumisa y especialmente vulnerable". Para todas ellas, no hubo tal forcejeo sino que él le asestó las dos puñaladas con la intención de causarle la muerte y la dejó morir agonizando.
Entre otras cosas, habían recalcado el cambio de versión del acusado, y la apariencia que él dio de que tras sufrir las heridas ella siguió haciendo vida normal, aunque se quejaba del costado derecho por una caída contra las escaleras, según su versión.
También han resaltado que la familia de ella era conocedora de los malos tratos y de que él la tenía "controlada", mientras que ella no era consciente del peligro. "La llevó a una vida de maltrato continuo", ha sostenido. La fiscal había llegado a recalcar que no se trata de una imprudencia el clavar dos veces un cuchillo a una persona, sino que es un homicidio "deliberado".
La abogada del Estado, por su parte,recalcó que la víctima avisó a su abuela de que la iba a matar y ha incidido en que él tenía el móvil de Silvia para evitar que pidiera ayuda y simular luego una llamada para "ocultar su culpabilidad", y no para buscar su móvil como dijo la defensa.
La acusación particular, por su lado, definió al acusado como una persona "con agresividad" y con un control "constante" sobre su pareja. También incidió en que cualquiera de las dos heridas eran "de muerte", y compatibles con una persona que levanta los brazos para evitar la agresión.
MUESTRAS DE ADN
La abogada de la acusación popular, en su caso, insistió en que en el cuchillo había más ADN del acusado en el mango y más de ella en el filo. Ironizó incluso con que es mala suerte clavarse uno mismo un cuchillo en un forcejeo dos veces. Para ella fue un ataque "sorpresivo" y sin posibilidad de defensa, además de haber hecho sufrir dolores a Silvia "innecesariamente".
Cabe recordar que, antes de conocerse el veredicto, la fiscal y la abogada del Estado pedían 22 años por un homicidio, mientras que la acusación particular y la popular prisión permanente revisable al considerarlo asesinato. La defensa, por su parte, pedía la libre absolución.