"Los que se quieren dedicar a la ciencia en este país son muy cómodos y no hay nada más reñido con la investigación", ha denunciado
SANTANDER, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
El consejero delegado de la empresa de biotecnología microbiana Biópolis, Daniel Ramón Vidal, ha lamentado este jueves en Santander que la clase política española no cree que la ciencia "merece la pena" y que en nuestro país "no hay un ambiente adecuado" en este ámbito.
Según informa la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en un comunicado con motivo de su presencia en el encuentro 'Seguridad alimentaria y sostenibilidad: una bioeconomía para el siglo XXI', Ramón Vidal ha advertido de que el conocimiento "mal aplicado" generado por la ciencia "puede ser muy perverso, pero para controlar eso está la sociedad y los políticos".
"La ciencia básica y aplicada es una falacia absoluta, hay ciencia bien hecha y ciencia mal hecha", ha asegurado el consejero delegado de esta empresa ligada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Además de señalar que el sector público "no es el único objetivo en la vida" de un científico, ha indicado que "cualquier investigador joven que acabe la tesis tiene que coger las maletas e irse fuera" y que el "problema" de esta situación es "que cuando ya están formados, no somos capaces de rescatarlos".
Del mismo modo, ha incidido en que en España falta transferencia y ha criticado que "los científicos, por ejemplo, la única oferta que se han planteado hasta ahora ha sido estar en lo público". "Los que se quieren dedicar a la ciencia en este país son muy cómodos y no hay nada más reñido con la investigación", ha denunciado.
En este sentido, ha añadido que esta es una "cultura perversa en la que casi todos los científicos quieren ser funcionarios" y provoca, en su opinión, que haya "un sistema donde no hay revisión constante ni premios".
Finalmente, Ramón Vidal que destacado, en referencia a la situación económica de los últimos años, que "es verdad que hablamos de una crisis y era necesario tomar decisiones duras, pero se han tomado las más fáciles y en vez de reducir la innovación en I+D, se tendría que haber invertido". Por ello, pronostica que las consecuencias "no se percibirán de forma inmediata, sino que las pagaremos en los próximos cinco o seis años".
