Año Lebaniego.- Los albergues de peregrinos de Santillana, Santander y Güemes, los que registraron mayor ocupación

Actualizado: jueves, 10 mayo 2007 12:02

SANTANDER, 10 May. (EUROPA PRESS) -

Los albergues de peregrinos de Santillana del Mar, Santander y Güemes fueron, por este orden, los que registraron mayor ocupación durante el Año Jubilar Lebaniego, que se clausuró oficialmente el pasado 22 de abril.

En concreto, el albergue situado en el camping de Santillana del Mar, con 42 plazas, registró 5.715 pernoctaciones; el 'Santos Mártires' de Santander, con 20 plazas, 1.800; y 'El Cagigal' de Güemes, con 40 plazas, 1.700, según el balance realizado la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte.

Más de mil pernoctaciones registraron también el albergue de los Claretianos, de San Vicente de la Barquera, de 45 plazas, con 1.587; el 'Río Deva', de Potes, de 40 plazas, con 1.526; el del Monasterio de Santo Toribio, de 30 plazas, con 1.200; y el de 'La Peña' de Comillas, de 20 plazas, con 1.140.

Por el contrario, los que menor número ocupación tuvieron fueron el de 'La Trinidad', de seis plazas, y 'El Buen Pastor', de 32, ambos de Laredo con 93 y 100 pernoctaciones, respectivamente. Tras ellos se situaron el del convento de Las Trinitarias de Suances, de 15 plazas, con 119; el albergue público de Gama, en Bárcena de Cicero, de 14 plazas, con 125; el de la Plaza Mayor de Potes, de 60 plazas, con 162, y el 'Fontoria' de Cabezón de la Sal, de 48 plazas, con 190.

En total fueron 20.508 los peregrinos que pernoctaron en los 27 albergues disponibles en distintos puntos de la comunidad autónoma, en los que se ofertaron cerca de 800 plazas. En el anterior Año Santo Lebaniego en 2000, Cantabria sólo disponía de cinco albergues.

Parte de estas instalaciones que han sido reformadas, creadas y habilitadas para los caminantes que se han acercado a obtener el Jubileo en Santo Toribio se hallan en el camino de santiago por la Costa, ya que el camino lebaniego se encuentra con éste siguiendo los trazados que en la edad media también convirtieron al monasterio cántabro en lugar de peregrinación.

La creación de nuevos albergues o la mejora de los ya existentes y su acondicionamiento ha permitido ofrecer al peregrino instalaciones adecuadas para su descanso y ha servido, además, para recuperar edificios en desuso, como viejas escuelas y antiguas cárceles o mataderos.