SANTANDER 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Servicio Cántabro de Salud (SCS) ha sido condenado a indemnizar con casi 91.000 euros a los padres de un niña de tres meses que murió en 2007 a causa de una infección diseminada por la sangre (sepsis) que no se detectó "hasta después de su fallecimiento" pese a llevar quince días ingresada en la Residencia Cantabria.
La sentencia condenatoria es del Juzgado de lo Contencioso Administrativo Número 2 de Santander es de 20 de mayo de este año y ha sido dada a conocer este jueves en rueda de prensa por el Defensor del Paciente, cuyo servicio jurídico ha llevado el caso, y los padres. No es firme y contra ella cabe recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC).
En la sentencia, se señala que "debieron hacerse pruebas" para la detección del germen causante de la infección que llevó al fallecimiento de la niña.
Se mantiene que, "considerando el importante periodo de tiempo que la niña permaneció en el hospital" y no habiendo acreditado el SCS pruebas que demuestren la imposibilidad de detectar o tratar eficazmente la infección, había una "probabilidad alta" de haner evitado la muerte por la caus aque se produjo.
La niña, Natalia, era gemela de otra y a los nueve días de nacer se le detectó un problema en el intestino --una enterocolitis necrotizante-- por el que fue intervenida.
Con poco más de un mes, y tras la primera operación, tuvo que ser intervenida de nuevo para cerrarle la abertura que se le había tenido que hacer en la primera cirugía.
Los padres han explicado que era una operación "programada" y "sencilla" pero, según han relatado, no salió bien y a los pocos días hubo que someterla a otra intervención --la tercera de la niña-- de "urgencia".
Han asegurado que, a pesar de las intervenciones sucesivas, a lo largo de los quince días que estuvo en la Residencia --ingresó el 3 de julio y falleció el 18 de 2007-- les decían que "no era un problema" y que "todo estaba bien" a pesar de que la niña tuvo fiebre "prácticamente toda la estancia".
Incluso --han asegurado-- en el hospital les decían que todo "estaba bien" hasta el 17 de julio, víspera del fallecimiento, cuando la niña tenía ya los pulmones "encharcados", respiraba "raro" y no dejó de llorar durante "siete horas". Poco después fue bajada a la Unidad de Cuidados Intensivos y el 18 falleció después de un shock séptico y fracaso multiorgánico.
Este caso ha sido dado a conocer este jueves, junto al de otra sentencia reciente, de abril de este año, en el que el Tribunal Supremo ha condenado al Igualatorio Médico Colegial de Seguros, al ISFAS y a un pediatra cántabro a indemnizar con 50.000 euros por los daños renales causados a una niña, ya hecho público hace unos días.