SANTANDER, 10 Dic. (EUROPA PRESS) -
La mujer acusada de matar a su vecina en la localidad de Merilla, en San Roque de Riomiera, por una discusión sobre unas gallinas, admitió ese mismo día ante testigos que "acechó" a la víctima antes de atacarla y lamentó "no haberla matado", al no ser consciente en ese momento de si ésta había fallecido o no.
Así lo relató hoy en el juicio que contra ella se sigue en la sección Tercera de la Audiencia Provincial el taxista que trasladó a la acusada, P.C.R. y a su hermano al cuartel de la Guardia Civil, decisión que tomó durante el trayecto al escucharles narrar los hechos, ya que inicialmente le llamaron para que les llevará al psiquiátrico de Parayas.
Además, en la segunda sesión del juicio, distintos forenses que comparecieron aseguraron que la acusada tenía "capacidad de decisión" y "sabía lo que hacía", y que de hecho trató de "evitar las consecuencias", definiendo su problema psiquiátrico un "retraso mental leve" sin asomo de psicosis. También señalaron que P.C.R. llevaba un "control exhaustivo" de su medicación.
En la sesión anterior, la acusada había relatado que el día de los hechos, el 5 de febrero de 2007, no había tomado las pastillas, cuando se encontró con la víctima en una zona de cabaña y la golpeó con una hoceta, una especie de hoz con un mango alargado que se emplea en las labores de campo cuando la superficie es elevada o de difícil acceso. Tras el ataque, se escondió en una cabaña y fue posteriormente cuando declaró los hechos ante la Guardia Civil.
"ESTABA TRANQUILA"
El taxista relató que fue llamado esa tarde para llevar a la acusada y su hermano al centro psiquiátrico de Parayas. Entonces, el conductor les explicó que para ingresar en estas instalaciones es necesario pasar antes por las urgencias del Hospital Universitario 'Marqués de Valdecilla', adonde variaron su ruta entonces.
Según el testimonio del taxista, el hermano dijo durante el trayecto que P.C.R. "la había hecho gorda" y la propia acusada relató que había "acechado" y luego golpeado con la hoceta a la víctima, que cayó a suelo "panza arriba". "Lo he hecho yo", dijo la acusada, según la versión del taxista.
También lamentó "no haberla matado" y narró que tras el ataque, se escondió en una cabaña de su propiedad desde donde observó como a la zona acudieron la ambulancia o los vecinos del pueblo. El conductor describió el estado de la acusada como "tranquila".
El taxista había visto por la mañana a la víctima y había oído posteriormente que le había pasado algo, pero pensaba que se trataba de un accidente. Al escuchar lo que decían ambos hermanos, les dijo que adonde debía llevarles era al cuartel de la Guardia Civil de Solares. En ese momento el taxi estaba en la localidad de Mirones.
De esta forma, tras las reticencias iniciales del hermano, les trasladó hasta el citado cuartel.
Los agentes que atendieron el caso y desarrollaron las posteriores investigaciones también destacaron que la acusada se encontraba "tranquila, nada alterada" y que allí admitió los hechos, así como que "acechó" a la víctima antes del ataque.
Los responsables de la investigación confirmaron que la sangre hallada en la hoceta, que se exhibió ante el jurado en distintas ocasiones, correspondía con la de la víctima, y también narraron que posteriormente el hermano les entregó el arma, que se encontraba en su domicilio.
"¿QUÉ TE HABÍA HECHO MI HERMANA?"
En el juicio también compareció como testigo el hermano de la víctima, que señaló que ni él ni su familia se trataban con la acusada y su familia, sus vecinos, pero aclaró que nunca habían discutido.
Ese día, según explicó al jurado, se encontraba con su hermana realizando labores en el campo. Ella fue a buscar el cuévano, una especie de cesta que se lleva a la espalda, para transportar cosas, pero tardó más de lo habitual.
Preocupado, el hermano subió a buscarla a la cabaña, y la encontró en el suelo, junto al cuévano cargado de hierba, aunque dijo que no vio rastros de sangre. No obstante, consideró "imposible" que cayera al suelo en la posición en que la vio, tumbada y con las manos sobre las rodillas.
En ese momento, la tomó de la mano y ella le respondió apretándosela, por lo que corrió a pedir ayuda. En ese punto del relato, el hermano de la víctima rompió a llorar. Cuando acabó su testimonio, se encaró con la acusada y la increpó, inquiriéndola: "¿Qué te había hecho mi hermana para que le hicieras esto?".
Al juicio estaban citados como testigos el padre y el hermano de la acusada. El padre no acudió debido a su edad, por lo que se remitió a su testimonio en el momento de los hechos --en el que tampoco declaró-- y el hermano se acogió a su derecho a no declarar contra P.C.R.
ESTADO MENTAL
El forense que realizó la autopsia a la víctima destacó los "abundantes" signos de violencia que presentaba el cuerpo. Según explicó, la cabeza "estalló" por la base del cráneo, quedando reducida a lo que se conoce como "saco de nueces".
De su análisis dedujo que la víctima sufrió un ataque rápido y por sorpresa, al no presentar las lesiones propias de cuando alguien intenta defenderse. Las heridas "concuerdan perfectamente" con el instrumento empleado, la hoceta, que se usó "con mucha fuerza". Los ataques continuaron después, cuando ya se había desplomado tras los golpes en la cabeza. Y consideró "muy extraño" que el cuerpo hubiera caído en la posición en que fue encontrado.
Por su parte, los forenses que hablaron con la acusada el mismo día de los hechos definieron su estado como "consciente" y "sin alteraciones". De hecho, recalcó uno de ellos, se mostraba "recelosa" y "omitía información", en función de quien fuera su interlocutor. "No declaraba todo lo que sabía", manifestó.
Por esto, concluyeron que tenía "capacidad de decidir y capacidad de hacer lo que decidía", además de pretender "evadirse de las consecuencias".
Describieron sus trastornos psiquiátricos como un "retraso mental leve" que la impedía aprender en las mismas condiciones que otras personas, pero que la permitía llevar una vida normal y que no afectaban a su voluntad, aseverando, por ejemplo, que tenía un "control exhaustivo" sobre la medicación de su tratamiento.