Braulio Rodríguez pide a los fieles que le recuerden que "el obispo no es obispo para sí, sino para los demás"

Actualizado: domingo, 21 junio 2009 23:32

El alcalde de Toledo desea al nuevo arzobispo "éxito" y se muestra convencido de que mantendrán unas buenas relaciones institucionales

TOLEDO, 21 Jun. (EUROPA PRESS) -

El hasta ahora arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez Plaza, pidió hoy a los files, durante su toma de posesión como nuevo arzobispo de Toledo, que le recuerden que "el obispo no es obispo para sí, sino para los demás, para los muchos hijos que Dios le ha dado en Toledo, sacerdotes, seminaristas y fieles laicos, religiosos y otros consagrados, mayores y ancianos".

Braulio Rodríguez Plaza tomó posesión como arzobispo de Toledo y Primado de España en sustitución del cardenal y nuevo prefecto de la Congregación de Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, Antonio Cañizares, y en en el transcurso de una misa en la Catedral Primada de Toledo que ambos concelebraron junto al Nuncio Apostólico en España, monseñor Manuel Monteiro de Castro, y el obispo auxiliar de Toledo, Carmelo Borobia.

En su primera homilía como Pastor de la Iglesia de Toledo, --el número 120 en la sucesión apostólica en la archidiócesis primada-- Braulio Rodríguez afirmó que "el obispo está obligado a iluminar con la fuerza del Evangelio las nuevas cuestiones que los cambios de las situaciones históricas presentan de continuo. Así están, ante nosotros, los cambios en las cuestiones culturales, sociales, económicas, científicas y tecnológicas".

"¿Serán estas cuestiones competencia, pues, del obispo?", se preguntó el nuevo arzobispo de Toledo, contestándose a continuación asimismo: "No, si entra en el juego político; sí, si se trata de iluminar y orientar problemas concretos que tienen los hombres y mujeres, también los cristianos, y que se abordan desde una fe en Jesucristo que unifica y no crea dualismos estériles y esterilizantes, pues la verdad no destruye, sino que purifica y une".

Rodríguez comenzó su homilía aseverando que "la tarea me supera, soy consciente de mi inadecuación a ella. ¿Qué hacer? Lo habéis oído, hermanos, ser valiente, no acobardarme, pero sólo porque está el Señor en medio de su pueblo. ¿Cómo, en caso contrario, aceptar esta misión que su Santidad Benedicto XVI ha querido encomendarme, y a quien agradezco de corazón su confianza? (...) ¿Cómo presentarme aquí, ante vosotros, hermanos cardenales, arzobispos y obispos?".

Tras agradecer a Antonio Cañizares "sus desvelos y esfuerzos pastorales de estos años, junto a monseñor Carmelo Borobia, obispo auxiliar", exhortó a los fieles a pedirle que "tenga fortaleza interior y exterior, para que no sólo hable, sino que esté también interiormente decidido, a fin de que sea cristiano no únicamente de nombre, sino sobre todo con la vida; que sea fiel a Cristo y esté dispuesto a gastar mi vida por vosotros".

"TE ACOGEMOS CON GRANDE AMOR"

En una alocución anterior, el cardenal Antonio Cañizares se dirigió al nuevo arzobispo señalándole que "la Iglesia que está en Toledo, sus buenas gentes castellano-manchegas y extremeñas, todos, te acogemos con grande amor, con verdadera fe y con una firme esperanza. Toledo, ciudad y diócesis abiertas, lugar de unidad y de fragua de unidad entre pueblos y culturas, creadora de cultura, re recibe con gozo y como don de lo Alto".

Por su parte, el Nuncio Apostólico en España, monseñor Manuel Monteiro de Castro, tuvo palabras de cariño tanto para el nuevo arzobispo como para el arzobispo saliente. De esta manera, durante su intervención en la toma de posesión quiso destacar las virtudes y las dotes en el ministerio sacerdotal de Braulio Rodríguez, al mismo tiempo que felicitó a Cañizares por la "valiosa labor" que ha desarrollado durante los seis años que ha estado en Toledo.

Al acto de celebración, al que acudieron un número importante de files, asistieron seis cardenales, diez arzobispos, 29 obispos, así como miembros de la Corporación municipal, el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda; el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Máximo Díaz-Cano; el presidente de la Diputación de Toledo, José Manuel Tofiño, y autoridades civiles, culturales, militares y políticas de la ciudad y de otros lugares de España.

Previamente al acto de toma de posesión el nuevo arzobispo fue recibido en Toledo en el patio de la Puerta de Bisagra, por el alcalde de la ciudad, Emiliano García-Page, y la Corporación Municipal, quienes le obsequiaron con un cuadro de la ciudad. En declaraciones a los medios, Rodríguez explicó que se encuentra "muy a gusto" y "con mucho deseo" de saludar a todos los toledanos. Además, afirmó que "conocerá Toledo a lo largo de todo el año" y desveló que don Antonio Cañizares "le ha dado muchos consejos".

El alcalde, Emiliano García-Page, manifestó que "siempre para la ciudad de Toledo la entrada de un nuevo arzobispo es un momento importante; y yo quiero manifestarle en nombre de la Corporación municipal, nuestro más deseo fervoroso de éxito, de éxito en su pontificado aquí en Toledo, será bueno para la Iglesia y siempre lo será para la ciudad de Toledo. Mantendremos, estoy convencido, las mejores relaciones institucionales posibles".

Desde allí, Rodríguez inició el recorrido, junto al alcalde, por la calle de las Armas, las calles Comercio, Hombre de Palo y Arco de Palacio hasta el templo primado, donde, en el atrio, fue recibido por el cardenal toledano, el Nuncio Apostólico, el Deán y el Cabildo Primado, así como las autoridades civiles presentes de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

LLEGADA A LA CATEDRAL

Tras el tradicional juramento, mediante el cual el nuevo arzobispo se compromete a respetar las costumbres de la Iglesia primada, y besar el Lignum Crucis, Braulio Rodríguez entró en el templo por la puerta de Reyes, portando la venerada reliquia, y se dirigió a la sacristía, donde le esperaban los cardenales, arzobispos y obispos concelebrantes.

En la celebración, tras las palabras de saludo del cardenal y del Nuncio Apostólico, se procedió a la lectura de las Letras Apostólicas del nombramiento efectuado por Benedicto XVI y la entrega del báculo. Después, el nuevo arzobispo ocupó la Sede y los miembros del Cabildo, el Colegio de Consultores, varios representantes de la vida consagrada y algunos seglares se acercaron hasta él para presentar respeto y obediencia al nuevo Pastor, en nombre de toda la Iglesia diocesana.