TOLEDO, 28 Ene. (EUROPA PRESS) -
Uno de los momentos clave en nuestras vidas es aquel en el que se pasa de ser dependiente de tus progenitores a ser independiente económicamente al haber accedido al mundo laboral. Ya sea tras los estudios o por la necesidad de asumir responsabilidades, el primer trabajo nos cambia los esquemas, nuestra forma de vida, en muchos sentidos. Y la compensación a todo nuestro esfuerzo, además de la satisfacción personal y el reconocimiento cuando lo hay, es la remuneración. El tiempo, el bien más preciado que tenemos, lo dedicamos a trabajar a cambio de dinero.
Podríamos decir que una parte de nuestra vida la dejamos, la cedemos, a cambio de unos ingresos, por lo que el valor de estos recursos que obtenemos para nosotros debe ser importante. No es lo mismo valor y precio.
Por eso, con el cobro de las primeras nóminas hay que aprender gestionar nuestros recursos de forma inteligente. No nos podemos permitir el derroche sin control de algo que tan "caro" nos ha salido.
Así, la primera realidad con la que se encuentra cualquier joven en esta nueva etapa es que tendrá unos ingresos propios, pero también tendrá nuevas obligaciones profesionales y personales y, por tanto responsabilidades económicas y financieras. Si se empezase ahora con un exceso de gasto o, por ejemplo, de endeudamiento, sería muy difícil alcanzar en el futuro una verdadera independencia.
Dicho lo anterior, parece más que recomendable comenzar con buen pie la gestión de las finanzas personales. Ojo, que no hace falta para ello ser un experto, pero sí seguir unos sencillos consejos.
El primero es que el gasto debe ser menor que el ingreso que se tiene y, por tanto, pensar que los primeros gastos a atender son aquellos que son necesarios. Hay que tener especial cuidado con el endeudamiento, intentando pagar primero todas las deudas, si las hubiera, que tengan un tipo de interés más alto y que no aporten ninguna ventaja fiscal y, por último, ahorrar e invertir en cuanto se hayan pagado las deudas, en la medida que sea posible.
El presupuesto personal es una herramienta imprescindible para tomar el control de la situación económica desde el primer momento. Es fundamental conocer exactamente todas las entradas y salidas mensuales de dinero y elaborar un plan de gastos para poder llegar a fin de mes con superávit. Si el horizonte temporal es un año, mejor, pues así se tendrán previstos los gastos que vienen con menos frecuencia, como impuestos o seguros.
Hay que tener en cuenta que tener un presupuesto definido no significa privarse de los placeres que supone tener un sueldo propio. Simplemente permitirá saber cuánto dinero se tiene y cuánto se gasta, sacando el mayor rendimiento al salario, fijarse unos objetivos financieros a corto y largo plazo y establecer un plan de ahorro para hacerlos realidad.
Para todo esto es conveniente, por una cuestión práctica y de organización, contar con una cuenta bancaria a nuestro nombre para domiciliar la nómina. Es decir, abrir una cuenta a la vista en una entidad financiera y autorizar a la empresa a ingresar el salario cada mes.
Las cuentas a la vista son productos bancarios básicos y prácticos para centralizar las operaciones de ingreso de nóminas y/o el pago de recibos. Suele tratarse de una cuenta corriente y se caracterizan por su liquidez total, pues se puede ingresar o retirar dinero en cualquier momento siempre que haya saldo suficiente. Su funcionamiento es sencillo y tampoco hay que cumplir muchos requisitos para su apertura. Con ellas se atienden las operaciones más habituales y tienen la posibilidad de tener asociadas tarjetas de débito o crédito como medio de pago además del servicio de banca online. Están pensadas más para la gestión del dinero en el día a día y, por ello, no son productos óptimos para el ahorro a largo plazo.
La mayoría de las entidades bancarias ofrecen ventajas especiales al domiciliar la nómina. Entre las posibles ventajas están los anticipos del importe de la nómina sin cobrar intereses, algún tipo de tarjeta gratis, seguros de accidentes o de hogar o hipotecas y préstamos personales con condiciones favorables. Algunos bancos además suelen devolver un porcentaje del importe de los pagos domiciliados.
En definitiva, de cara a la gestión de nuestro primer sueldo, es importante no perder el control de los fondos que disponemos y de planificar las obligaciones a asumir, para saber cada mes qué podemos y qué no podemos hacer con los ingresos. Sólo de esta forma llegaremos a fin de mes de una manera tranquila, sin tener quebraderos de cabeza ni alterar nuestra vida diaria al haber tenido previsión de los gastos necesarios, vengan cuando vengan, e incluso de otros que pueden llegar sin avisar.