40 años dando vida a los pueblos

Publicado: sábado, 5 noviembre 2022 12:19

VALLADOLID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -

Las aulas de Cultura de la Diputación de Valladolid cumplen este curso 2022-2023 40 años dinamizando y dando vida a los pueblos. Se trata de una iniciativa de formación en distintos ámbitos, que abarca casi la totalidad de los municipios de la provincia de Valladolid.

El número de matriculados, la práctica totalidad mujeres, ha pasado de apenas 12 a de 3.462 este curso, según ha explicado a Europa Press, la responsable del programa de la Diputación de Valladolid, Natividad García, que coordina un equipo de 23 profesores, que con sus 14 actividades recorren la provincia todas las semanas.

"Es un proyecto único en España, que lleva educación y cultura a adultos y, sobre todo, que hace sonreír a las personas con el aprendizaje", ha añadido García, quien destaca que este programa "saca a la luz a las mujeres" que son las que en la práctica totalidad participan en el programa con una media de edad de casi 72 años.

La variedad de las 14 ofertas formativas va entre las que enseñan historia, artes, estética del cine, filosofía, mitología y simbolismo, geografía, escritura creativa, entre otros. "Son cédulas de vida porque es la única actividad que tienen para relacionarse, salir y disfrutar", ha añadido, para asegurar que es una experiencia que debería ser extensiva a todos los municipios de Castilla y León.

En este sentido, ha asegurado que el año que viene la Diputación de Valladolid elaborará un libro blanco sobre las aulas de cultura porque es un método que, a su juicio, tiene que exportarse a toda la población.

"Esto tiene que perdurar porque el medio rural lo necesita igual que un bus o la plaza del pueblo porque es el ágora, el lugar donde se reúnen, donde se vive la amistad, el aprendizaje y tiene que continuar", ha añadido.

Una de esas aulas se celebra todos los miércoles a las 12.00 horas en La Unión de Campos (Valladolid). Allí, donde Europa Press ha querido acompañar a la profesora Sara Hernández donde imparte arte a un grupo de doce personas, todas ellas mujeres.

En el mismo edificio de las antiguas escuelas en el que se celebran las clases, justo enfrente está el consultorio médico. Dos aspectos fundamentales para la supervivencia de los pueblos. Como comenta Sara, por un lado el médico, que se ocupa de curar las enfermedades, y por otro el conocimiento y el aprendizaje que las previene. Y es que varias de sus alumnas rozan los 80 años e, incluso, alguna los supera.

La Unión de Campos es un municipio de poco más de 100 habitantes, aunque cuenta con una residencia de ancianos que aporta otro centenar de personas, y de ese total más de 12 mujeres acuden cada miércoles a las 12 a las viejas escuelas, que ya no albergan niños, como lamenta su alcalde Jesús Farco pero que estas mujeres llevan todavía más ilusión que los pequeños.

"Se apuntan a un bombardeo", asegura el edil, que recuerda que también han organizado clases de gimnasia, zumba y pilates así como un taller de memoria. "Hagas el evento que hagas en el pueblo, allí están ellas", subraya.

Lo cierto es que, según comentan, en su época (nacidas tras la Guerra Civil, la mayoría) "ibas a colegio a los 6 años y el mismo día 1 del mes que cumplías 14 ya te sacaban de ella", tal y como comenta Rosa, una de sus alumnas. Por eso, ahora nunca es tarde para seguir aprendiendo y aplicando a su vida ese aprendizaje ya que hacen viajes y excursiones para contemplar lo aprendido.
La última en Vitoria, donde pudieron presenciar lo que era un 'triforio'.

Sara se ruboriza cuando todas sus alumnas responden que "es la mejor" pero lo cierto es que es una más de esta pequeña familia de La Unión de Campos. Esta docente, que lleva 22 años ejerciendo en las aulas de Cultura, destaca que es un programa "esencial". "A veces solo se considera esencial la sanidad pero la educación es un programa de primer orden. Hay que dar oportunidades a la gente para que se forme y pueda participar y tener una actitud crítica ante la vida".

"Es un programa que abarca dos dimensiones fundamentales: formativa y social. Esta última no se puede descuidar porque hay muchas patologías que comienzan con el aislamiento de las personas en sus casas", ha añadido.

El aula de Cultura se desarrolla durante dos horas, al rededor de Sara, todas sus alumnas con sus cuadernos, lápices e, incluso, pegamento. Cuadernos cuidados con mimo por estas mujeres que, en la mayoría de los casos, no pudieron seguir estudiando a partir de los 14 años. Valoran como nadie esta iniciativa que hace que salgan de casa y se relacionen con sus vecinas.

"Me quedo con que hay que salir de casa, quitarte la bata y las zapatillas y tener un poco de ambiente con la gente", confiesa Milagros, quien añade que están deseando que lleguen los miércoles para ir a clase. "Estamos encantadas, siempre se aprende, a mi edad muchas cosas se me olvidan pero la verdad es que cuando ves algo en la tele y dices: ahí estuve yo y sientes un estímulo muy grande".

Precisamente, hace poco estuvieron en Vitoria de excursión, una de las cosas que más les gustan porque ven cosas que igual no hubieran visto nunca, añade Milagros, a la que responde Socorro, que lleva 32 años participando en las Aulas de Cultura, quien también destaca que lo fundamental es que salen de casa y, en segundo lugar, hace recordar lo que estudiaron en su día, en el caso de Socorro, el Bachiller. "Nunca ha habido distinción de que una sabe más o menos", reconoce.

"Somos ante todo amigas", añade Rosa, quien recuerda que en su época (nacida en 1948) hasta los seis años no podían ir a la escuela y a los 13 ya no las dejaban ir.

En este aula también está Margarita quien lleva solo un año porque vivía en Cataluña y al jubilarse decidieron instalarse en este municipio porque querían "tranquilidad". También está Guadalupe, quien dice con orgullo que tiene 77 años, destaca también que lo importante es que salen de casa. "Estamos muy unidas y lo pasamos muy bien".

"Ahora se hace lo que se puede, me gusta mucho escuchar pero no todo se me queda", asegura, para añadir que Sara "nos mete por los ojos, nos hace aprender por la forma que tiene de enseñarnos". "Hemos aprendido mucho, cosa que no pudimos hacer antes. Salimos de la escuela con 14 años y lo estamos recuperando al 100 por 100 y con 80 años nunca es tarde para aprender", reconoce Ramona con orgullo.

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