Alcoba de la Torre (Soria) reune cada año a cientos de visitantes para asistir la representación de La Pasión de Cristo

La Carrera de Alcoba de la Torre
La Carrera de Alcoba de la Torre - EUROPA PRESS
Publicado: miércoles, 14 febrero 2024 19:35

SORIA, 14 feb. (EUROPA PRESS)

Cada Viernes Santo, a las 21.30 horas, la pequeña localidad soriana de Alcoba de la Torre recibe a centenares de visitantes que desean asistir a la representación viviente más peculiar de la Pasión de Cristo en la provincia de Soria: La Carrera.

Sus orígenes se remontan a 1908, cuando vivían en Alcoba de la Torre unas 350 personas. El párroco de entonces ideó un guion para que fuera representado ese Viernes Santo, algo que se hizo de manera ininterrumpida hasta el inicio de la Guerra Civil en 1936.

Asimismo, se recuperó en 1945, y volvió a perderse diez años después, en 1955, cuando la despoblación empezó a hacer sus efectos en Alcoba.

Sin embargo, 42 años después, en 1997, el esfuerzo de la Asociación Cultural El Castillo, con los hijos y nietos de aquellas personas que vieron la desaparición de La Carrera, consiguió recuperar esta tradición que se mantiene con fuerza casi tres décadas después.

En La Carrera participan muchísimas más personas de las que habitualmente viven en Alcoba de la Torre. Más de un centenar de personas se visten de la época y, con mayor o menor protagonismo, consiguen que Alcoba se transforme durante unas horas en los alrededores del Monte Gólgota en el que Jesucristo conoció la muerte a través de la cruz.

El guion que se seguirá el próximo Viernes Santo, dividido en seis actos, es el mismo que escribió el párroco Don Romualdo Delgado en 1908. Esos seis actos tienen como escenario el Huerto de Getsenamí, la casa de Anás, al balcón de Pilatos, el árbol donde se ahorcó Judas, el Vía Crucis y el Sepulcro.

Lo que realmente consigue que cada año se acerquen tantas personas hasta Alcoba de la Torre es el realismo con el que los actores principales dan vida a los personajes bíblicos que les toca representar.

Ello se une al frío y al viento que generalmente acompañan la función, una función que se va moviendo por algunos parajes del pueblo y que los espectadores deben ir siguiendo para sentir en sus carnes las emociones del suceso que cambió el mundo hace ahora casi 2.000 años.