VALLADOLID, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una estudio de la Sociedad Española de Hipertensión subraya que el consumo moderado de cerveza puede incluirse en la dieta de los pacientes hipertensos como un método de reducción del riesgo de la enfermedad.
Así figura en el documento 'Importancia del estilo de vida saludable en el hipertenso. Efecto del consumo moderado de cerveza', presentado este jueves en Valladolid por el doctor de la Sociedad Española de Hipertensión José Antonio García Donaire y el presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, Jesús Román Martínez, los ingredientes naturales que componen la cerveza están "significativamente asociados a la reducción del riesgo cardiovascular y una mejoría considerable de en el control de la tensión arterial".
La hipertensión es una enfermedad de riesgo ya que se trata de una patología crónica que no presenta síntomas, por eso el doctor García Donaire recomienda que desde los 18 años los pacientes se tomen la tensión al menos una vez al año; además, los pacientes hipertensos no deben seguir únicamente un tratamiento farmacológico sino que deben adaptar sus estilos de vida.
El consumo moderado de cerveza se enmarca en la dieta mediterránea, que deben seguir los pacientes hipertensos, y contiene una serie de sustancias que pueden resultar favorables siempre que se sigan los consejos de un estilo de vida saludable, aunque el doctor apunta que con el documento que hoy se ha presentado "no se anima al consumo si el paciente no tiene el hábito de hacerlo".
El doctor también ha insistido, en declaraciones recogidas por Europa Press, en la moderación para desmentir el mito de 'la barriga cervecera', aunque ha indicado que un consumo excesivo puede estar relacionado con un aumento de peso por el contenido calórico de esta bebida.
Según datos de la Asociación, en Castilla y León un 20,7 por ciento de la población tiene la tensión arterial alta, una cifra superior a la media española situada en un 18,5 por ciento; además, la detección de la enfermedad suele situarse entre los diez y los 15 años después de su aparición.