SALAMANCA 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
El historiador Francisco Javier Lorenzo Pinar ha publicado el libro 'Fiesta religiosa y ocio en Salamanca en el siglo XVII (1600-1650)', que repasa las celebraciones que se daban por aquel entonces en la ciudad y que muchas de ellas ya no existen.
Esta obra, editada por Ediciones Universidad de Salamanca, ha sido posible tras más de dos años de documentación por parte del autor y por la colaboración de otros académicos que han participado con trabajos como fotografías o planos de la Salamanca del siglo XVII.
Francisco Javier Lorenzo Pinar se centra en las fiestas parroquiales, votivas y patronales; 'El obispillo'; la Semana Santa; las celebraciones primaverales; el Corpus Christi; las comedias; los toros y otros divertimentos populares de la época.
Según el autor, se trata de dar "una visión global" de los aspectos lúdicos de ese periodo de los que se han conservado noticias en documentos municipales, eclesiásticos, protocolos notariales o fondos de cofradías de Salamanca.
El catedrático de la Universidad de Salamanca (USAL), Fernando Rodríguez de la Flor, dice de 'Fiesta religiosa y ocio en Salamanca en el siglo XVII (1600-1650)' que "escapa al destino tedioso y aburrido de los libros de estudios y se convierte en fascinante". "Está bien estructurado y racionalizado en un ámbito donde es difícil establecer dónde empiezan y acaban las cosas", añadió.
Lorenzo Pinar explicó que entonces la plaza mayor de la localidad, entonces Plaza de San Martín, era el "centro neurálgico" de numerosos espectáculos, taurinos entre otros. A este respecto, relató que el Ayuntamiento financiaba las corridas, eran "los inicios del toreo profesional". Además, apuntó que había algunos matadores que salían fuera de la provincia a otros festejos como 'El zurdo de Salamanca'.
No faltaban espectáculos teatrales, que llegaron a establecerse en jornadas festivas para evitar que los estudiantes faltaran a clase en los días lectivos. En estas funciones participaban tres familias de comediantes acompañadas de clérigos y de ciudadanos.
En los actos de Semana Santa primaba la cofradía de la Vera Cruz, que "mantenía casi el monopolio de las procesiones", al contrario de otras ciudades donde primaba la diversidad, dijo. Tampoco faltaban iniciativas musicales, de danza, fuegos artificiales, juegos de dardos o actos de Carnavales.
Estas festividades contaban con el apoyo de la Iglesia si eran religiosas, que en cambio combatía si eran profanas. También, los responsables eclesiásticos promovían la erradicación de actos en horarios nocturnos, supresión de bailes o la mezcla de hombres y mujeres en las gradas de los teatros.