Un proyecto coordinado por el IBSAL logra financiación de 3,4 millones para mejorar los síndromes mielodisplásicos

Investigadores Del Grupo De Síndromes Mielodisplásicos Liderados Por La Dra. María Díez Campelo En El Complejo Asistencial Universitario De Salamanca.
Investigadores Del Grupo De Síndromes Mielodisplásicos Liderados Por La Dra. María Díez Campelo En El Complejo Asistencial Universitario De Salamanca. - IBSAL
Publicado: martes, 27 mayo 2025 14:08

SALAMANCA 27 May. (EUROPA PRESS) -

La hematóloga e investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) María Díez Campelo coordina el proyecto UMBRELLA-SUMMA-LEGACY, que ha logrado una financiación de casi 3,4 millones de euros del ISCIII y en el que participan 25 hospitales y centros de investigación de 16 comunidades autónomas para avanzar en la medicina personalizada de precisión en el abordaje de los síndromes mielodisplásicos (SMD).

Se creará una plataforma unificada para una mejor evaluación integral de los síndromes mielodisplásicos (SMD) en España con la incorporación de datos clínicos, genéticos y moleculares gracias también al uso de nuevas herramientas diagnósticas, como el mapeo óptico del genoma y la digitalización de imágenes de médula ósea, y su posterior análisis a través de algoritmos de IA.

Esta herramienta integral y multidisciplinaria, que se desarrollará durante 2025 y 2026 en un proyecto liderado por Castilla y León, CAUSA e IBSAL, permitirá transformar la investigación y el tratamiento de la neoplasias mieloides para ofrecer a los pacientes una mejora de la calidad de vida y un futuro más prometedor con soluciones personalizadas y efectivas en su lucha contra la enfermedad.

Este proyecto se alinea con la actuación de medicina personalizada de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, tratando de aportar individualización en la estrategia diagnóstica, terapéutica y de cuidados en todos los pacientes.

Este estudio se aplica a enfermedades mieloides graves hematológicas. La importancia de este estudio recae, según indica la doctora Díez Campelo, en que estamos ante una enfermedad huérfana "en la que todavía se necesita mucha investigación para ir avanzando, con un pronóstico difícil, muy heterogénea y con escasos tratamientos eficaces, y para la que se requieren herramientas que todavía no están totalmente implantadas en la cartera de servicios de todos los hospitales, como es la secuenciación masiva", tal y como han asegurado desde el IBSAL en un comunicado recogido por Europa Press.

Los síndromes mielodisplásicos, considerados un tipo de cáncer, son alteraciones que pueden ocurrir cuando las células productoras de sangre en la médula ósea se convierten en células anormales y esto provoca que bajen los recuentos de glóbulos blancos, rojos o plaquetas. A pesar de que la incorporación de estudios genómicos ha permitido algunos avances en la comprensión de este grupo tan heterogéneo de neoplasias hematológicas mieloides, se siguen presentando desafíos en cuanto a diagnóstico, estratificación pronóstica y tratamiento efectivo.

Además, afectan a una población especialmente vulnerable, ya que la mayoría de los casos activos actualmente en España (alrededor de 2.000 nuevos cada año) se corresponde con personas mayores de 70 años, que ya no son candidatos a trasplante y tienen pocas opciones de tratamiento.

Ahora, con las bases ya establecidas para desarrollar una estrategia coordinada que integra los datos clínicos, genéticos y moleculares de los SMD en el registro español (RESMD), este nuevo proyecto "es el colofón para establecer una herramienta que permita a todos los hematólogos aplicar la medicina personalizada de precisión para los pacientes con mielodisplasia de España", han añadido.

Para ello, el UMBRELLA-SUMMA-LEGACY plantea una mejora de la integración de datos del registro, incluyendo PREMs y y PROMs sobre la percepción y la experiencia reportadas por los usuarios durante el proceso asistencial, y la creación de un biobanco centralizado para futuros estudios.

"Tenemos que entender bien cuáles son las necesidades de cada paciente para adaptarlas y mejorar su calidad de vida, porque el único tratamiento curativo es el trasplante y casi todos se diagnostican en edades que ya no son trasplantables. Por un lado, tenemos un grupo de enfermos de bajo riesgo, que tienen larga supervivencia, pero muy mala calidad de vida, porque son dependientes de trasfusiones de sangre, y por otro, los pacientes de alto riesgo, que necesitan un tratamiento activo para sobrevivir; pero en ambos casos es crucial medir e identificar su experiencia para personalizar el tratamiento", ha asegurado al respecto María Díez Campelo.

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