La Fiscalía pide 52 años de cárcel para el acusado de violar y estrangular a una universitaria en Lleida en 2004

Actualizado: miércoles, 18 octubre 2006 18:40

Gilberto Chamba también habría intentado agredir sexualmente a una prostituta y acabar con su vida en 2003

LLEIDA, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Ministerio Fiscal solicita 52 años de prisión para Gilberto Antonio Chamba, también conocido como el 'monstruo de Machala', por presuntamente violar y estrangular a la estudiante de 21 años María Isabel B.R., que apareció muerta en el maletero de su coche el 25 de noviembre de 2004, en Lleida. La Fiscalía también le acusa de intentar agredir sexualmente a una prostituta, Iuliana M.O., y de intentar asesinarla durante el verano de 2003.

Chamba, de 45 años y origen ecuatoriano, será juzgado a partir de mañana en la Audiencia de Lleida. La acusación particular, ejercida por los padres y por uno de los hermanos de María Isabel B.R., solicita 32 años de prisión para él y suma el delito de falsedad documental al de asesinato y agresión sexual, ya que considera que el procesado obtuvo el permiso de residencia temporal sin cumplir los requisitos legales. La defensa, por su parte, reclama la absolución de Chamba.

Además de la pena de prisión, la acusación particular reclama que el acusado indemnice con 260.000 euros a los herederos de María Isabel B.R., con 7.460,83 euros a sus padres y con 30.000 euros a cada uno de sus hermanos por daños morales. El Ministerio Fiscal solicita una indemnización de 200.000 euros para los herederos de la víctima.

Cuando María Isabel B.R. desapareció, el acusado trabajaba para la empresa Grupo Antres --responsable civil subsidiaria-- como controlador del aparcamiento situado en el campus universitario de Lleida, al que acudía la joven. Según mantienen las acusaciones, la noche del 23 de noviembre de 2004 Gilberto Antonio Chamba abordó por sorpresa a la víctima cuando ésta se dirigía a recoger su vehículo.

Para evitar que la joven gritara, el acusado supuestamente le tapó con fuerza la boca y la condujo a la segunda planta del aparcamiento, un lugar solitario y oscuro. Una vez allí, Chamba presuntamente le anudó un trapo blanco en el cuello y la violó, estrangulándola después de cometer la agresión sexual.

Acto seguido, según las acusaciones, el procesado cargó el cuerpo de María Isabel en el maletero del coche de la joven y lo condujo hasta la calle Ignasi Bastús de La Bordeta, en Lleida, donde lo aparcó dejando el cadáver en su interior. El cuerpo sin vida de la joven fue hallado la madrugada del 25 de noviembre de 2004.

CONDENADO POR ASESINAR A OCHO MUJERES EN ECUADOR.

La acusación particular mantiene que, tras dejar el vehículo y "como una muestra de su depravación", Chamba utilizó el teléfono móvil de la víctima para realizar una llamada a un número de línea erótica, conversando durante aproximadamente seis minutos.

Cuando, "desesperadamente", los hermanos y el padre de María Isabel iniciaron la búsqueda de la joven y se acercaron al aparcamiento de la zona universitaria --un día después de la desaparición--, el procesado les atendió y realizó un gesto de especial afecto con el padre, indicándoles que no sabía nada e iniciando un "acercamiento hipócrita y afectuoso" hacia los parientes más próximos de la víctima.

Se da la circunstancia de que Chamba, casado y con hijos, había estado cumpliendo condena en su país hasta el 18 de octubre de 2000 --un mes antes de llegar a España--, después de que un tribunal le impusiera 16 años de prisión en 1993 por la violación y el asesinato de ocho mujeres en Machala (Ecuador), dos de las cuales eran menores de edad.

El procesado, que salió de la cárcel gracias a una reducción de pena, presuntamente asaltó a María Isabel B.R. siguiendo el mismo 'modus operandi' utilizado para asesinar a las jóvenes ecuatorianas. Los crímenes se cometieron entre 1988 y 1993, cuando el detenido trabajaba como taxista en Machala. Las víctimas eran clientas que subían a su coche, a las que conducía a parajes solitarios para estrangularlas y, una vez muertas, violarlas.

ACTUACIÓN "IRREGULAR" DEL ESTADO.

La acusación particular solicita que se condene a Chamba a 20 y 12 años de prisión por un delito de asesinato y otro de agresión sexual, respectivamente. Además, pide que se le impongan tres años de cárcel por un delito de falsedad documental, ya que alegó arraigo para obtener el permiso de residencia temporal, condición "totalmente inexistente".

Además, según la acusación, la estancia del procesado se regularizó pese a que no cumplía el requisito fundamental de "carecer de antecedentes penales en España o en sus países anteriores de residencia". A su entender, la tramitación en la Oficina de Extranjería está "llena de negligencias" y esta actuación "irregular" del Estado dio lugar a una larga sucesión de renovaciones y trabajos que culminaron con el que realizaba el día de los hechos.

Por ello, la acusación particular se reserva la posibilidad de actuar civilmente contra el Estado debido al funcionamiento anormal de sus organismos.

AGRESIÓN A UNA PROSTITUTA EN 2003.

El Ministerio Fiscal pide que se condene a Chamba a 20 años de cárcel por el asesinato de María Isabel B.R. y a 12 años más de prisión por agredirla sexualmente. La acusación pública pide también que se le impongan 14 años de prisión por el asesinato en grado de tentativa de Iuliana M.O. y otros 6 años por intentar violarla.

Chamba presuntamente agredió a la prostituta durante el verano de 2003 --casi un año y medio antes de que María Isabel B.R. apareciese muerta--, tras contratar sus servicios. Según la Fiscalía, el procesado la condujo en su coche hasta un lugar solitario y oscuro y, una vez desnudos, empezó a oprimirle fuertemente el cuello.

Ella, asustada, consiguió agarrar los testículos del acusado y que éste disminuyese la presión, por lo que pudo abrir la puerta del coche y gritar pidiendo auxilio. Chamba presuntamente seguía sujetándola por las piernas para evitar que huyese y poder así conseguir su objetivo que, según la Fiscalía, era consumar el acto sexual y estrangular a la prostituta.

Finalmente, los gritos de Iuliana M.O. alertaron a sus compañeras que, junto con otros clientes, acudieron al lugar para auxiliarla sin poder retener al agresor, que huyó rápidamente con su vehículo.