Marina Garcés propone en un libro repensar la educación desde el punto de vista del aprendiz

La filósofa Marina Garcés
La filósofa Marina Garcés - GALAXIA GUTENBERG - Archivo
Publicado: domingo, 3 enero 2021 11:14

"Con cada cambio de ley educativa perdemos una oportunidad"

BARCELONA, 3 Ene. (EUROPA PRESS) -

La filósofa Marina Garcés propone en su libro 'Escuela de aprendices' (Galaxia Gutenberg) repensar la educación desde el punto de vista del aprendiz: sustituir la pregunta 'Cómo queremos educar' por 'Cómo queremos ser educados'.

En una entrevista de Europa Press, ha explicado que pretende señalar "la parcialidad del punto de vista" del cómo educar, ya que eso solo lo puede responder quien se sitúa en la posición de educador.

En cambio, ella propone "descubrirse en tanto que aprendices los unos de los otros", y no delegar únicamente sobre los docentes la implicación en el aprendizaje.

El libro llama a la participación ciudadana, ahora que la sociedad atraviesa "violencias de muchos tipos: social, económica, inmobiliaria o ambiental, en las que la devastación y la destrucción del planeta y del tejido social cae sobre las vidas con más desigualdad, más acoso, más futuros rotos", frente a lo cual se deja a la escuela como único elemento de contención, dice.

La autora es muy crítica con "el capitalismo cognitivo de las oportunidades": cada alumno es un potencial en el que invertir provoca una guerra de cerebros que se proyecta en las escuelas y que se traduce en una lógica productivista, explica.

Garcés ve con buenos ojos el debate sobre tendencias educativas de los últimos años, como el aprendizaje por proyectos, pero alerta de que no se pueden tapar debates más de fondo: "El problema es cuando el debate metodológico se convierte en el debate pedagógico, como si lo que estuviera en juego en la educación fuera si enseñamos sentados o en movimiento, más colaborativo o más magistral".

El libro incluye un capítulo a cuatro manos con su profesor de piano, Abel Castelló, con el que Garcés indaga en su experiencia como alumna en la edad adulta: "Acompaña muchas de las reflexiones que hago en el libro, que no se hacen desde el lugar del que ya sabe, sino desde el atrevimiento a no saber, que es parte fundamental del aprendizaje como relación fundamentada con la vida y los demás".

EDUCACIÓN Y PANDEMIA

Pese a no centrarse en la pandemia, el libro no es inmune a la situación generada por la Covid-19: "Nos asustamos más de lo que nos hemos acabado encontrando" en el ámbito educativo, ya que la escuela no ha sido ni un foco de contagios ni un fracaso pedagógico, dice.

Garcés ha destacado su preocupación por los estudiantes de bachillerato, universidad y formación profesional, que se están educando a distancia en una edad de abrirse al mundo: "Una juventud que sigue confinada, aislada y segregada en su convivencia entre iguales quizá es la que pagará de forma más grave las consecuencias de esta etapa".

LEYES EDUCATIVAS

Preguntada por los cambios en la legislación educativa, a propósito de la nueva Ley Orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE) ('Ley Celaá'), ha lamentado que España lleva "cuatro décadas con la misma ley de educación. Fundamentalmente no ha cambiado nada: cambia la ley y no cambia el sistema".

"¿Qué leyes se escribirían desde la pregunta 'Cómo queremos ser educados', con un proceso lento, capaz de escuchar y recibir demandas, propuestas y aprendizajes del sistema educativo?", ha planteado Garcés, y ha criticado que no se suele escuchar a los diferentes integrantes del mundo docente, que no son únicamente profesores.

"Con cada cambio de ley educativa perdemos una oportunidad", según la filósofa, que recela de que haya un gobierno dispuesto a afrontar una transformación profunda ahora que, según ella, los dirigentes quieren tener resultados cada vez en plazos más cortos y los medios buscan más la polémica que la reflexión.

MODELO LINGÜÍSTICO

Marina Garcés ha defendido el modelo lingüístico de la escuela catalana, sobre el CUAL una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ha fijado un uso mínimo del castellano del 25%.

"No hace falta ser lingüista o filólogo; sólo dar una vuelta por la calle, para comprobar que los usos sociales del catalán están a años luz de lo que sería un predominio sobre el castellano", y además ha recordado las historias de integración y acogida en las sucesivas olas de inmigración a Catalunya.

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