La Sala Beckett inicia contactos con las administraciones para la ampliación de sus dependencias

Actualizado: miércoles, 6 febrero 2008 16:33

El contrato de alquiler del teatro enfrenta a la propiedad del inmueble con la sala

BARCELONA, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -

El director artístico de la Sala Beckett, Toni Casares, manifestó hoy que el teatro ha iniciado "contactos" con las administraciones para abordar una posible ampliación de sus dependencias. Consideró que está "en crecimiento constante", por lo que "más tarde o más temprano tendrán que ampliarse" sus dependencias aunque, en qualquier caso, la sala quiere continuar en el edificio que ocupa actualmente, en el distrito de Gràcia de Barcelona.

Esta mañana empezó el juicio sobre el conflicto que mantiene la Sala Beckett de Barcelona con la propietaria del local, la inmobiliaria Núñez i Navarro, sobre el contrato de alquiler de este teatro, empezó hoy en el Juzgado de Primera Instancia número 54 de Barcelona.

Propietario y arrendatario discrepan en la interpretación del contrato, ya que el teatro cree que es indefinido y puede alargarse de manera forzosa, mientras que los letrados de Núñez y Navarro dicen que ello no es posible, ya que el contrato establece explícitamente que no puede prorrogarse obligatoriamente.

La polémica entre ambas partes se inició en la primavera de 2006, cuando Núñez i Navarro adquirió la finca en cuyos bajos está la Sala Beckett, que abrió sus puertas a finales de los años 80. Se trata de un edificio situado en el número 55 de la calle Alegre de Dalt, en el distrito de Gràcia, una antigua nave industrial en cuyas plantas superiores hay oficinas.

Según recordó hoy el director de la Sala Beckett, Toni Casares, tras la compra del edificio, Núñez i Navarro envió un burofax al teatro que les daba de plazo hasta el 30 de julio de 2006 para abandonar los locales. Finalmente, hubo una "negociación" en las que la inmobiliaria accedió a prorrogar "por cinco años" el contrato de alquiler, así como incrementar la cantidad mensual que abonaba el teatro.

La Sala Beckett paga a día de hoy unos 1.600 euros al mes a Núñez y Navarro y si el contrato se renegociase, pasaría a pagar más de 2.500 euros. Desde las fincas, recuerdan que, actualmente, el alquiler del local alcanza el 30% del precio medio en el distrito.

INTERPRETACIONES DISTINTAS.

Los abogados de la Sala Beckett explicaron durante la vista oral que el contrato de alquiler, que rubricó la anterior propietaria del edificio con la sociedad 'Teatro Fronterizo', precursora de la Sala Beckett, establece que es "indefinido", por lo que, aseguraron, las condiciones no pueden modificarse.

Por su parte, los abogados de la propiedad indicaron que el contrato de alquiler rubricado en 1989 menciona expresamente que el contrato no puede ser prorrogado de manera forzosa, por lo que es totalmente legítimo que Núñez i Navarro quiera redactar un contrato nuevo.

CONTRATO "CONTRADICTORIO".

Según los letrados que representan al teatro, el contrato es "contradictorio", ya que, en el mismo texto pero en diferentes apartados, se señala que el contrato es "indefinido", de manera que presenta incoherencias con lo que se afirma posteriormente, que es que puede ser prorrogado de manera forzosa.

En este sentido, recordaron que cuando se firmó el contrato, en los años 80, acababa de entrar en vigor una nueva ley de arrendamientos urbanos promovida por el entonces ministro de Economía, Miguel Boyer, que suprimió la prórroga forzosa a no ser que se mencionara expresamente en los contratos de alquiler.

"El contrato indefinido era y sigue siendo una expresión absolutamente generalizada", y quienes rubricaron el contrato, los antiguos directores de la Beckett, desconocían "que renunciaban a un derecho" que la legislación les daba y creían que era un contrato "de larga duración", aseguró uno de los dos letrados que representa a la sala, Jordi Pujol.

"Si el contrato no contemplase la prórroga forzosa, no se habrían hecho obras" en el local y la anterior propietaria del inmueble habría ordenado el cese de la actividad antes de vender el local a Núñez i Navarro, ya que, recordó Pujol, cuando hay arrendatarios en un edificio su precio disminuye.

"La cuestión es la interpretación del contrato, si está sometido a prórroga forzosa", consideró el letrado representante de la propiedad, quien recordó que distintas sentencias del Tribunal Supremo dejan claro que "las inversiones en un local no suponen sumisión a la prórroga forzosa" y que "si hay duda" en la interpretación de un contrato, "jamás podrá entenderse que exista prórroga forzosa".

Casares indicó que, en caso de que la sentencia de la juez desestime su petición, la "recurrirán". Dijo que la principal discrepancia entre la inmobiliaria y el teatro no es el precio del alquiler, sino el hecho de que Núñez i Navarro propone un contrato de cinco años de duración que luego se renegociaría en un futuro.