La localidad guarda cinco minutos de silencio
SANT CUGAT DEL VALLS (BARCELONA), 8 Ene. (EUROPA PRESS) -
La alcaldesa de Sant Cugat del Valls, Carmela Fortuny, ha afirmado este martes que han activado las ayudas de emergencias para el tratamiento psicológico del entorno familiar de los montañeros muertos en el nevado Mateo, en Perú.
Fortuny lo ha dicho ante los medios después de guardar cinco minutos de silencio a las puertas del consistorio en recuerdo de los cuatro muerto: "Ahora es el momento de acompañar a las familias, de respetar los momentos íntimos y que las administraciones ayuden en todo lo que pueda agilizar".
Las familias se han acogido a esta ayuda, de la que disponen los ayuntamientos del área metropolitana para este tipo de situaciones, y Fortuny ha asegurado que los dos fallecidos del municipio "estaban muy vinculados al tejido asociativo de la ciudad", en referencia a Sergi Proteros, que fue jugador del club de balonmano y de la colla castellera, conocida como el Gausacs, y Adri Sanjuan, que era de Cerdanyola pero vivía en Sant Cugat desde 2006.
Ha subrayado que es un día muy triste para Sant Cugat y Cerdanyola, las localidades de donde eran los tres alpinistas fallecidos --el cuarto muerto era el guía local-- y ha agradecido al Racc y a la Federació d'Entitats Excursionistes de Catalunya "la eficaz respuesta", pese a, como ha remarcado, que los fallecidos no estuvieran federados.
La población vecina de Cerdanyola también ha reunido alrededor de un centenar de personas a las puertas del consistorio para guardar cinco minutos de silencio para "honrar y recordar" las cuatro personas que han perdido la vida en el país sudamericano.
Ambas poblaciones vallesanas han decretado un día de luto oficial y las banderas de los ayuntamientos ondean a media asta, además en Sant Cugat se han cancelado todos los actos oficiales previstos para este martes.
Los tres montañeros, Gerard Borrul Regal, Sergi Porteros Villar y Adri Sanjuan, fallecieron el pasado domingo en una avalancha en el nevado Mateo, en la región andina de Áncash, en Perú, y hubo un único superviviente, Pablo Belmonte Calderón, que igual que Borrul, reside en Cerdanyola.
