Los terroristas islamistas no actúan por la religión sino por "humillación delegada" de sus padres, según un experto

Actualizado: domingo, 25 noviembre 2007 12:13

Un antropólogo estadounidense recomienda a la Policía no buscar a los potenciales terroristas en las mezquitas

BARCELONA, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -

Los terroristas islamistas que se suicidan o lo intentan no lo hacen por creencias religiosas, sino por "humillación delegada" de sus padres o familiares. Ésta es una de las principales tesis principales del antropólogo estadounidense y experto en terrorismo islamista Scott Atran.

Atran considera que la primera generación de terroristas islamistas sí basaban sus acciones en la religión, pero que los actuales activistas actúan por tener "cierta gloria personal", sobre todo gracias a Internet. Además, acumulan por una "rabia moral" y "humillación delegada", de sus padres o familiares, ya que ellos no la sufren directamente aunque la asumen como propia.

Atran hizo estas valoraciones en el marco de la conferencia '¿Cómo combatir el terrorismo islámico?', organizada por la Cátedra de Neurociencias y Sociedad de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), según explicó a Europa Press el director de la cátedra, Óscar Vilarroya.

El antropólogo norteamericano explicó también que en un principio, entre los años 80 y principios de los 90, los terroristas eran gente "bastante educada", incluso con estudios universitarios, que se estructuraban de forma muy jerárquica. La segunda generación de terroristas, como los que prepararon los atentados de 2001 en Nueva York, también tenían cierta formación intelectual.

En cambio, los de la llamada tercera oleada, como los que perpetraron los atentados de 2004 en Madrid, son "pequeños ladrones de pocos recursos" y que se financian con el pequeño tráfico de hachís marroquí. "No tenían dinero ni para comprar las mochilas", considera Atran.

Según este experto, los actuales terroristas no están organizados en grandes conexiones internacionales, sino que simplemente usan la "marca" de Al-Qaeda, que, en realidad, está integrada por muy pocos miembros, un centenar, según Atran.

NO ESTÁN EN LAS MEZQUITAS.

Asimismo, el antropólogo considera que las autoridades occidentales, también las españolas, no tienen que buscar a estos potenciales terroristas en mezquitas o bajo la tutela de imanes radicales, sino en los lugares dónde los jóvenes activistas se encuentran para "jugar al fútbol o comer".

Esta nueva línea de actuación es la que siguen cuerpos policiales y servicios de inteligencia como el FBI, la Policía de Nueva York o la de Turquía.

Por ello, Atran aconseja a la Policía que dentro del cuerpo haya agentes de diversas procedencias culturales y reflejar así la diversidad de la sociedad. De esta forma, se entraría en el tejido de la llamada "población de riesgo" y se establecería un diálogo con estos sectores potencialmente peligrosos.