Cree que "nada es comparable a la provocación" de Esperanza Aguirre
BILBAO, 26 May. (EUROPA PRESS) -
El presidente del EBB del PNV, Iñigo Urkullu, ha asegurado que ganó la pitada al himno de España del "99% de los 52.000 presentes" en la final de Copa entre el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao pese a los "100.000 vatios de potencia" instalados por la organización del encuentro y del volumen de decibelios en TVE.
En un artículo publicado en su blog personal titulado '100.000 vatios y algún que otro 'arriba España' versus 54.000 espectadores', recogido por Europa Press, Urkullu asegura que nunca ha sido partidario de las pitadas y dice que ha mostrado muchas veces su "desagrado y disconformidad con las faltas de respeto en actos patrocinados por las instituciones o con representación institucional".
En ese sentido, el líder jeltzale se define como "un firme defensor del máximo respeto institucional" y, si es el caso, apuesta por mostrar su "no aprecio también con el silencio expreso en tal sentido".
Sin embargo, reconoce no poder sustraerse a esta nueva cultura de la expresión de la discrepancia "confundida en la falta de respeto y en muchos casos acompañada del insulto, en contra de todo lo que se identifique con lo institucional, y no solamente lo vinculado a lo político".
"Parece que, por desgracia, hemos de estar acostumbrados más a este tipo de manifestaciones que no al aplauso", lamenta.
Por otro lado, acepta que se dedican a una función de representación de un colectivo, han de saber "tomar el pulso y ser ejemplo ante la sociedad para que el respeto institucional y el prestigio de lo político sean una reivindicación justa y necesaria ante determinados comportamientos".
HACE TRES AÑOS
Urkullu afirma, en relación a la pitada en el estadio Vicente Calderón con motivo de la final de Copa, que "lo sucedido hace tres años en Valencia y la retransmisión por televisión, con motivo también de la final de la Copa entre Athletic y Barça, dos clubes que han hecho gala durante su historia de representar un sentimiento más allá de lo deportivo, suponían ya un terreno abonado para lo ocurrido ayer".
No obstante, cree que "nada es comparable a la provocación en las palabras previas a la final por parte de la presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre".
A su juicio, para Esperanza Aguirre, "la final de ayer no era un partido Athletic-Barça, en el que ella ejerciera de buena anfitriona, sino más bien ver quién ganaba si la 'pitada' o los vatios de potencia de la megafonía en el estadio y en la televisión", de forma que, "para muchos, incluido medios de comunicación españoles -como hoy se puede comprobar en relación exclusivamente a la afición del Athletic-, la noticia sería quién metería más ruido".
"Las provocaciones -Real Madrid- estadio Santiago Bernabéu. Las manifestaciones de Esperanza Aguirre. La marcha permitida a los 'ultras'. Las obras en la carretera tras el peaje de Burgos o los controles de trafico de la Guardia Civil. Las actitudes no ejemplares institucionales o la identificación de sentimientos propios en dos aficiones que lo son más que de fútbol se fueron sumando para que sucediera lo que sucedió", opina.
Urkullu afirma que, "todo ello hizo que, pese a los 100.000 vatios de potencia instalados por la organización del partido en el estadio y del volumen de decibelios en TVE, ganara el 99 por ciento de los 52.000 presentes en el estadio, salvo alguna bandera española presente y algún grito de 'Arriba España' de algún exdirigente del PP vasco y cargo de representación popular".
Para Urkullu, "lo mejor" fue, "sin duda, la afición del Athletic y el propio Athletic por haber contribuido a crear este sentimiento, este orgullo y esta ilusión por un proyecto simplemente distinto a cualquier club de cualquier otra parte del mundo".
