LOS ANGELES 13 May. (EUROPA PRESS - Alba Porras) -
A la hora de hacerse un tatuaje hay que pensárselo muy bien por una sencilla razón: es para siempre. Eso es algo que Tish, la madre de Miley no debió tener muy en cuenta porque sus tatuajes son el mejor ejemplo de una decisión con consecuencias funestas.
Tisch, querías un tatuaje de angelito y conseguiste unas alas despeluchadas de pajarraco que ni un cuervo atropellado. Damos gracias que ese espanto lo tienes en la espalda y no te lo tienes que ver todos días.
Eso por no hablar de la estrella cutre como de sheriff que llevas en el omoplato derecho. Recuerda a las calcomanías que regalaban con los bollos y los flashes durante los meses de verano. Miedo da el hecho de dar al zoom y descubir qué frase elocuente adorna semejante horterada.
Muchas gracias por abstenerte de quitarte el pantalón para presumir de otro tatuaje que tienes a la altura de la cadera. Esperemos que no sea un tribal porque entonces hacemos una ola al tatuador que te coló esos tres dibujos horripilantes como si fueran arte. Seguro que todavía se está riendo del gol que te marcó.
Miley, te queremos mucho y en biquini estás estupenda. Los atrapasueños son muy bonitos para colgarlos en el techo de tu habitación o si eres muy místico, en el retrovisor de tu coche, pero llevarlo en el costado no favorece nada. De lejos más que un atrapasueños parece una medusa.
Esperemos que la estrella no herede el gusto por los tatuajes de Tisch porque entonces podremos prepararnos todos para conocer el lado más macarra y chungo de Hanna Montana.
Bromas aparte, ¿A quién le gustan los tatuajes de Tisch?