MADRID, 3 Nov. (CHANCE) -
Nuevo reto conseguido para Íñigo Onieva, que este fin de semana y ante la orgullosa mirada de Tamara Falcó, ha completado la Maratón de Nueva York, culminando así un año repleto de carreras en el que siempre al lado de la marquesa de Griñón ha participado en las emblemáticas carreras de 42 km de Berlín, México, o la Gran Manzana.
Un viaje exprés en el que no les ha dado tiempo a disfrutar de la ciudad de los rascacielos, ya que el viernes cogían el vuelo y este mismo lunes, sin apenas descanso, han llegado a Madrid minutos después de las 11.00 horas para retomar sus compromisos profesionales.

Mientras Tamara ha optado por utilizar el servicio premium del aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas para evitar a las cámaras, Íñigo ha viajado en turista y se ha enfrentado a las preguntas de la prensa mientras recorría la terminal para reencontrarse con la marquesa de Griñón, que le esperaba en el interior de su coche junto a su chófer para regresar a casa juntos.
Visiblemente cansado, y asegurando que aunque la Maratón ha ido "muy bien" vuelve "con agujetas", el empresario ha dejado claro que prefiere mantenerse al margen de la polémica que se ha creado en torno a las memorias de su suegra, Isabel Preysler: "No me pongas la alcachofa en la cara, por favor. Nada que decir, gracias. Ya sabes que no respondo nunca a preguntas. No sé, porque seguís siempre preguntando" ha sentenciado cortante sin revelar si se ha leído o no la autobiografía de la madre de Tamara.

Una actitud esquiva que ha cambiado radicalmente al encontrarse a unos conocidos mientras esperaba la llegada de su mujer. Mostrando su faceta más tierna con unos niños, Íñigo les ha preguntado qué tal el vuelo, si habían conseguido dormir, y si ahora se iban al cole, derrochando risas al bromear con "el regalito" que se ha encontrado en forma de reporteros a su llegada de Nueva York.