MADRID, 25 Jul. (CHANCE) -
La ex ministra y diputada socialista, una de las mujeres que más alto ha llegado en el panorama político nacional, abre en exclusiva las puertas de su casa madrileña a la revista Elle en su entrevista más íntima, donde muestra su positiva filosofía vital ante sus cambios profesionales e personales.
A sus 51 años, con una imagen renovada, más delgada y luciendo un look casual, la Secretaria de Política Social del PSOE se sincera con la publicación para mostrar las costuras de su día a día y su felicidad ante la boda con el cámara de televisión Miguel Ángel de la Fuente, el segundo matrimonio para cada uno de ellos: "Nos hace ilusión dar el paso, y a la hija de mi pareja también. Y lo hacemos por un compromiso más social, porque el personal ya lo teníamos. Es como decirle al mundo que nos queremos. Así que seguiremos como estamos, pero mejor".
"El amor de juventud tiene mucha fuerza, es explosivo y pasional. Pero el amor maduro es más bonito y también más libre. A mí me gustó mucho enamorarme a los 46 porque llegas a la relación con una sabiduría emocional que ya te permite tener claro lo que quieres y lo que no", explica así su sabiduría personal.
Así nos explica que ahora dispone de más tiempo para sí misma; esas pequeñas cosas que echaba de menos han vuelto ha su vida para felicidad suya: visitar a sus padres los fines de semana, hacer ejercicio... la diputada es una amante de la bicicleta estática, cada mañana en su casa lo practica durante una hora: "es sanísima, me encanta".
Con 51 años afirma que ha sido ahora cuando ha podido empezar a cuidarse; dormir en la misma cama siempre era algo que echaba en falta. Es la tercera de nueve hermanos, y eso le ha hecho asumir con naturalidad las tareas de la casa. Ella y Miguel lo hacen todo, aunque tienen una persona que les ayuda una vez por semana: la lavadora, tender la ropa, ir a la compra... hacen vida normal dentro de lo posible.
Trinidad tiene un momento para las personas que pasan por un mal momento económico: "Ha habido otros momentos de pobreza en los que la gente malvivía, pero hoy los que se quedan sin empleo ni ayudas sociales no comen". Afirma que cuando ve a una persona así por la calle le anima a interpelar, ponerse en su piel e imaginar su sufrimiento. "Es el deber de un político".
Finaliza la entrevista con un cántico de amor hacia la política como servicio a los demás: "Todos somos capaces de transformar la realidad. He comprobado que con pequeños detalles uno puede intervenir en el curso de la política y de la vida".
