Aprende a enfrentarte al fracaso

Fracaso
CORDON PRES
Actualizado: sábado, 23 enero 2016 14:49

   MADRID, 23 Ene. (CHANCE) -

   Desde CHANCE te traemos un nuevo artículo de Nano López, el coach para organizaciones y adolescentes, que nos habla esta semana del fracaso y de cómo nos sentimos al fracasar.

   Bajo la mirada a la que estamos acostumbrados, la palabra fracaso la relacionamos con la definición más académica. Según la RAE, el fracaso es un malogro, un resultado adverso de una empresa o negocio, o bien un suceso lastimoso, inopinado y funesto. Independientemente de la definición, lo importante es cómo nos hace sentir el fracaso.

   La emoción más habitual que provocan las situaciones de fracaso es el miedo. Estamos acostumbrados a que lo desconocido, lo que nos hace salir de nuestra zona de confort nos produzca, si no miedo, al menos inquietud. Es importante saberlo ya que, si sabemos detectarlo podremos tratar de controlar nuestras emociones.

   ¿Cuál sería la manera? Lo principal es tomar conciencia de qué nos está ocurriendo y qué tipo de observador estamos siendo. Debemos fijarnos en cómo actuamos cuando nos encontramos con algo que desconocemos y tomar nota de la etiqueta que le ponemos; es decir, tener en cuenta cuál es nuestra emoción pero sin poner juicios.

   Una vez analizada la situación, debemos tratar de averiguar otros caminos para hallar una solución, siempre pensando que nuestra forma de ver las cosas no es la única que existe.

LA VULNERABILIDAD NO ES DEBILIDAD

   Otro factor muy importante es no tener miedo a mostrar nuestra vulnerabilidad, que normalmente la asociamos a debilidad. Cuando unimos estos dos conceptos lo que hacemos es asociar una creencia limitante, algo que algunos están esperando: ver nuestro punto débil para atacarnos.

   En el momento que reconocemos que no sabemos algo, lo que estamos haciendo en el fondo es crear un extraordinario espacio de aprendizaje. Reconocer que necesitamos ayuda nos abre las puertas a recibir cosas nuevas que los demás nos aportarán.

   Por lo tanto, la vulnerabilidad es una fortaleza realmente. Si la mostramos, nos volvemos más humanos, más cercanos, y hacemos que los demás empaticen con nosotros. En definitiva, nos hace más auténticos.

   La vida es un camino de aprendizaje constante, lleno de dificultades que en muchas ocasiones nos parecerán irresolubles. Mostrando nuestra vulnerabilidad ante lo desconocido o ante esas dificultades recibiremos apoyo, comprensión y ayuda. En definitiva, dejando de estar a la defensiva ganaremos más que perderemos.

JUICIO SOBRE NOSOTROS MISMOS

   Igualmente importante son los juicios que tenemos sobre nosotros mismos. Debemos analizar los pensamientos sobre cómo nos ven cuando cometemos un error, cómo nos comportamos y qué juicio hacemos.

   Una vez puesto esto sobre la mesa tenemos que fundamentar ese juicio sobre hechos y no sobre opiniones. Un juicio fundado nos abre posibilidades, nos acerca a hacer cosas diferentes, lo cual nos convierte en personas más flexibles, eficaces y eficientes.

   Por último, hay que recordar algo muy importante: Nuestros errores están directamente relacionados con lo que hacemos y no con lo que somos.

   Un error puede ser una oportunidad de aprender a hacer las cosas de forma diferente, mejor, y eso nos hace más grandes.