Montar un jardín acuático

Papiro.
EP
Europa Press Chance
Actualizado: jueves, 7 enero 2010 12:00

El agua en el jardín puede constituir un bonito elemento de interés, no es necesario disponer de grandes volúmenes de agua para formar un "espejo de agua" o un pequeño estanque. Las plantas acuáticas, colocadas en los estanques, son ejemplares muy bellos capaces de romper la monotonía de un jardín tradicional.

Montar un jardín acuático es posible creando estanques artificiales y también mejorando los naturales, corrigiendo y ayudando a la propagación de la flora espontánea e introduciendo especies nuevas. Siempre que se den las condiciones necesarias los estanques artificiales evolucionarán a imitación de los naturales.

Cómo formar un estanque

Para obtener un depósito natural es necesario un subsuelo prácticamente impermeable, compuesto de materias arcillosas, es bueno que el fondo presente, como en la naturaleza, irregularidades donde poder alojar a diversas plantas que requieren profundidades distintas: desde un mínimo de cuatro centímetros hasta un máximo de 60 centímetros son los límites precisos para las plantas cultivables al aire libre.

Una técnica para crear desniveles es colocar a las plantas en cajones de madera o en cestos en los que éstas desarrollen sus raíces lo suficiente para retener tierra alrededor. Un estanque de cierta extensión se puede dividir a su vez en varios charcos de profundidad diversa, colocando desde el fondo barreras que sobresalgan de la superficie del agua hacia la tierra, de esta manera el agua se torna en diferentes efectos estéticos debido a la alternancia de la flora.

Plantas de agua

De aguas profundas, flotantes u oxigenadoras, las plantas de agua contribuyen a tener el fondo del estanque limpio y mantienen el agua clara, sus hojas absorben los minerales y el dióxido de carbono lo que dificulta el desarrollo de algas.

Los nenúfares y la flor de loto son de aguas profundas, se plantan a una distancia de entre 40 y 90 centímetros. Mientras que las flotantes se plantan simplemente echándolas en el agua, y sus raíces están sueltas, son especies como el "mordisco de rana" o la "lechuga de agua".

Por su parte las oxigenadoras crecen muy deprisa y permanecen completamente sumergidas por lo que es necesario controlar su desarrollo, el bricio es un ejemplo de de este tipo.

Las plantas acuáticas o semiacuáticas prefieren exposiciones soleadas o climas cálidos semisombreados, por lo tanto es aconsejable limitar la plantación de árboles al borde de los estanques.

En la ribera

El cultivo de las orillas en los estanques es necesario para fijar la tierra continuamente erosionada a causa del agua. Es necesario que en la ribera haya un conjunto de plantas alrededor, creando una especie de tapiz herbáceo que sucesivamente se va degradando hacia el agua y aumentando la humedad para que arraiguen las plantas típicas de prados inundados hasta llegar donde el agua toca la tierra.

Algunas de estas especies son las calas, el lirio amarillo, el papiro y el cálamo acuático, plantas que gustan de suelos húmedos y por eso se sitúan en las "repisas" o borde del estanque quedando de 5 a 10 centímetros de agua sobre el nivel del cuello. Las raíces por tanto están dentro del agua, aportan naturalidad al conjunto y hacen de transición entre el estanque y el jardín.

Multiplicar plantas acuáticas

Las especies acuáticas están previstas muchas veces de aparato subterráneo perenne, raíces, y por tanto se multiplican por los medios usuales. Aunque las plantas natantes y flotantes se reproducen de una manera muy sencilla: basta con introducir en el agua una pequeña porción para verla propagarse rápidamente de forma espontánea.

La fertilidad de los jardines acuáticos depende tanto de la fertilidad inicial del terreno de fondo como de los mantillos y fertilizantes añadidos en el momento de la plantación.

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