Las algas, enemigas del coral, también pueden protegerlo

Actualizado: miércoles, 26 agosto 2015 12:10

   MADRID, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Normalmente, las algas son enemigas del coral, ya que segregan sustancias químicas tóxicas, bloquean la luz del sol y dañan el coral con sus superficies rugosas.

   Pero cuando hordas de hambrientas coronas de espinas, una especie de estrella de mar, invaden los arrecifes, todo cambia, puesto que las algas parecen proteger a los corales de estos invasores, según informa un estudio que se publica este martes en 'Proceedings of the Royal Society B'.

   Las algas marinas parecen proteger a los corales de las merodeadoras estrellas de mar. Los resultados de este nuevo trabajo demuestran la complejidad de las interacciones entre las especies en los ecosistemas y proporcionan información que podría ser útil para la gestión de los arrecifes de coral en peligro de extinción.

   "En los arrecifes que estudiamos, las algas reducen el crecimiento del coral por medios químicos y mecánicos", afirma Mark Hay, profesor en la Escuela de Biología del Instituto de Tecnología de Georgia, Estados Unidos, y autor principal del artículo. "Pero encontramos que las algas pueden beneficiar a los corales mediante la reducción de la depredación de las estrellas de mar corona de espinas. Los corales rodeados de algas eran prácticamente inmunes a los ataques de las estrellas de mar, fundamentalmente conviertiéndose las algas de enemigos a amigos", añade.

   Las estrellas de mar corona de espinas ('Acanthaster planci') son un problema importante en el Pacífico, donde las poblaciones de los organismos suben y bajan en ciclos. En la Gran Barrera de Coral, por ejemplo, la cobertura de coral ha disminuido en más de un 50 por ciento durante 25 años y las voraces criaturas corona de espinas --que pueden desplazarse hasta 80 metros por día-- tienen gran parte de la culpa.

   "No hace falta ver la corona de espinas para saber que ha estado en el arrecife --apunta Cody Clements, estudiante graduado de Georgia Tech, Estados Unidos, en el laboratorio de Hay y primer autor del documento--. Se puede ver dónde han estado porque dejan rastros de coral blanco. Todo lo que dejan atrás son los esqueletos de coral".

   Las estrellas de mar suben a los corales favoritos, sacando su estómago a través de la boca, y digiriendo a distancia tejidos vivos de los corales, dejando esqueletos blancos como un rastro de migas de pan, lo que permitió a Clements no sólo ver dónde habían estado las criaturas, sino también seguirlos hasta sus escondites en las rocas.

   Durante un estudio de dos años en un área marina protegida en la costa de las Islas Fiji, Clements utilizó observaciones y experimentos de campo para examinar el papel de las estrellas de mar y las algas marinas en la salud de los corales.

   "Las áreas en las que trabajamos están a menudo rodeadas de zonas de arrecifes de coral que están degradadas y tienen un montón de algas marinas protegidas", detalla Clements. "Si las algas está aumentando en prevalencia en estas áreas degradadas, es probable que estos depredadores se trasladarán a áreas protegidas, con más coral y menos algas. Eso podría comprometer los esfuerzos de conservación en estas relativamente pequeñas áreas marinas protegidas establecidas para proteger los corales", alerta.

   Clements evaluó primero el impacto de las algas marinas, comparando el crecimiento de los corales rodeados de diferentes niveles de cobertura de algas. Para medir con precisión el crecimiento, realizó pruebas de colonias del coral 'Montipora hispida' unido a los cuellos de botellas de refresco de plástico. Colocó cantidades variables de las algas marinas 'Sargassum polycystum' adyacentes a cada colonia de prueba. "Las algas tuvieron un efecto negativo en el crecimiento de los corales y cuantas más algas había, mayor era el impacto que observé", relata.

   Para estudiar la relación entre los ataques de estrellas de mar y las cubiertas de algas, Clements empleó fotografías para evaluar la cantidad de daño que la estrella de mar hizo a diferentes colonias de coral fuera de la zona marina protegida y relacionó el daño con la cantidad de algas presente en los corales en las zonas atacadas. Las colonias de coral que habían sido atacados tenían, en promedio, una cobertura de algas de apenas el 8 por ciento, mientras que las colonias cercanas de la misma especie que no habían sido atacadas en promedio poseían una cobertura de algas del 55 por ciento.

   Para evaluar de forma más directa el papel protector de las algas, Clements realizó un experimento: fabricó diez jaulas en las que colocó dos colonias de coral 'Montipora', una rodeada por distintos niveles de algas, entre dos y ocho hojas, y las otra sin algas marinas, y en cada jaula puso una estrella de mar, observando la cantidad de cada coral que comió.

   "Ante las mayores densidades de algas, las estrellas de mar fueron completamente disuadidas --describe Clements--. No comieron el coral rodeado por las algas". El coral rodeado de menores densidades de algas fue a veces comido, mientras que los corales sin protección de algas siempre fueron consumidos por las estrellas de mar".

   Los investigadores no están seguros de si los efectos protectores de las algas son mecánicos o químicos, o tal vez ambas cosas. Pero cuando Clements repitió el experimento con algas de acuario de plástico en lugar de algas reales, se encontró con que también tenía efectos protectores, lo que sugiere las algas puede ser simplemente impedimentos físicos que hacen al coral difícil de encontrar o consumir para las estrellas de mar.

   Por último, Clements examinó la alimentación estrella de mar cuando al depredador se le dio la opción entre un coral sin protección que no consume normalmente ('Porites cylindra') y 'Montipora -su presa favorita-- que había sido rodeado por algas 'Sargussum'. Las estrellas de mar no comieron el 'Montipora' y esperaron hasta diez días antes consumir finalmente 'Porites'.

   "Si hay que elegir entre helado y brócoli, probablemente elegiremos helado, a no ser que el brócoli sea lo único que se pueda conseguir", pone como ejemplo. La relación variable entre los corales y las algas ilustra el tipo de complejidad que tienen que entender los científicos al estudiar las diversas especies de los ecosistemas como los arrecifes de coral, señala Clements.

   "En un escenario que no implicara a las estrellas de mar corona de espinas, las interacciones con las algas habrían sido negativas para el coral -resalta--. Pero cuando se añade la corona de espinas, puede ser beneficioso para el coral asociarse con las algas. Incluso, aunque sufra una reducción de su crecimiento, eso es mejor que ser comido".

   "Estamos interesados ??no sólo en cómo se producen las interacciones directas entre las especies, sino también en cómo estas interacciones indirectas entran en escena e influyen en la comunidad en general", afirma Clements. "Cuando se trata de los arrecifes de coral, es muy importante porque estas interacciones pueden afectar a la trayectoria de toda una comunidad de organismos", concluye.

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