¿El clima varía más de un siglo a otro cuando hace más calor?

Actualizado: miércoles, 29 julio 2020 15:02

   MADRID, 12 Oct. (EUROPA PRESS) -

   La variabilidad climática a escala de siglo se incrementó cuando la Tierra se calentó en el último periodo interglacial (hace 129-116.000 años) en comparación con el actual (los últimos 11.700 años).

   Un nuevo estudio dirigido por el 'University College London' (UCL), publicado en 'Nature Communications', revelan que el último periodo interglacial fue interrumpido por una serie de eventos áridos a escala de siglo en el sur de Europa y expansiones de masas de agua frías en el Atlántico norte.

   La evaluación de la variabilidad natural del clima en condiciones relativamente cálidas es crucial para informar las proyecciones en futuros escenarios de emisiones de carbono. El autor principal del estudio, el profesor Chronis Tzedakis, del Departamento de Geografía de UCL, señala: "El último interglacial es particularmente relevante porque proporciona información sobre los procesos climáticos durante un períido de exceso de calor".

   El último periodo interglacial contenía un intervalo de intenso calentamiento del Ártico, con temperaturas del aire en la superficie estimadas de 3-11 C por encima de las condiciones preindustriales, comparables a las de alta latitud para finales de este siglo. Se estima que el nivel del mar global durante el Último Interglacial ha sido de aproximadamente 6-9 metros por encima del presente, con 0,6-3,5 metros procedentes de la fusión de la capa de hielo de Groenlandia.

   Anteriormente, varios registros del Atlántico norte y de Europa han detectado cambios de temperatura y precipitación a escala de un siglo en el Último Interglacial, pero ha habido una considerable incertidumbre sobre el momento, la extensión y el origen de estas oscilaciones climáticas.

   Este nuevo trabajo realizado por investigadores internacionales de doce instituciones utilizó archivos geológicos marinos y terrestres, junto con experimentos de modelos climáticos, crea la línea de tiempo más detallada de los cambios oceánicos y atmosféricos en el Atlántico Norte y el sur de Europa durante el Último Interglacial.

   Para abordar las incertidumbres en la comparación de registros de diferentes entornos, los investigadores produjeron una "piedra rosetta estratigráfica al analizar diferentes fósiles de las mismas muestras de sedimentos en un núcleo marino de Lisboa", según Luke Skinner, de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, quien dirigió los análisis paleoceanográficos.

   "El núcleo marino también contenía polen transportado desde el río Tajo a las profundidades marinas, lo que permite una comparación directa de la vegetación y los cambios en el océano Atlántico Norte", dice la doctora Vasiliki Margari, de Geografía de la UCL, quien realizó el análisis del polen.

   Los cambios en la vegetación, principalmente causados por las variaciones en la cantidad de lluvia, se vincularon a los cambios en la firma química de la lluvia registrada en estalagmitas de la cueva de Corchia en el norte de Italia.

   "El registro de Corchia es particularmente importante porque está respaldado por una datación radiométrica muy detallada que utiliza la descomposición de los isótopos de uranio, produciendo una de las mejores cronologías disponibles para este periodo", afirma el doctor Russell Drysdale, en la Universidad de Melbourne, Australia, quien dirigió el equipo que evaluó la cueva italiana.

   Los experimentos con modelos climáticos, realizados por la doctora Laurie Menviel y Andrea Taschetto, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sidney, Australia, revelaron que la huella de estos cambios era consistente con las interrupciones de la circulación de vuelco meridional en el Atlántico.

   El derretimiento y la escorrentía de hielo de Groenlandia como resultado del fuerte calentamiento en latitudes altas durante el último interglacial puede haber contribuido al debilitamiento de la circulación del volcado en el Atlántico y los cambios climáticos observados.

   "Aunque no es un análogo estricto para futuros cambios impulsados antropogénicamente, el perfil del Último Interglacial que emerge es uno de mayor inestabilidad climática a escala de siglo, con implicaciones para la capa de hielo y la dinámica oceánica --dice el profesor Tzedakis--. Los futuros esfuerzos de investigación deberían centrarse en limitar aún más la extensión de la fusión y la escorrentía de la capa de hielo de Groenlandia y sus efectos en la circulación oceánica durante el Último Interglacial".