MADRID, 4 Feb. (EUROPA PRESS) - El fitoplancton, por ejemplo, contiene clorofila, un pigmento que se absorbe principalmente en las porciones azules de la luz solar para producir carbono para la fotosíntesis, y menos en las partes verdes. Como resultado, se refleja más luz verde fuera del océano, dando a las regiones ricas en algas un tono verdoso. En esta ocasión, los investigadores agregaron un nuevo elemento al modelo, que no se ha incluido en otras técnicas de modelado oceánico: la capacidad de estimar las longitudes de onda específicas de la luz que son absorbidas y reflejadas por el océano, dependiendo de la cantidad y el tipo de organismos en una región determinada. Cuando el grupo de investigadores comparó los resultados de su modelo con las mediciones reales de la luz reflejada que los satélites habían recogido en el pasado, encontraron que los dos estaban de acuerdo en que podría usarse el modelo para predecir el color del océano a medida que las condiciones ambientales cambien en el futuro. A medida que los investigadores aumentaron las temperaturas globales en el modelo, hasta 3 grados centígrados para 2100, lo que la mayoría de los científicos pronostican que ocurrirá en un escenario sin cambios de relativamente poca acción para reducir los gases de efecto invernadero, encontraron que las longitudes de onda de la luz en la banda de ondas azul/verde respondió más rápido. Según su modelo, el cambio climático ya está cambiando la composición del fitoplancton y, por extensión, el color de los océanos. A finales de siglo, nuestro planeta azul puede verse visiblemente alterado. "Habrá una notable diferencia en el color del 50 por ciento del océano para fines del siglo XXI --sentencia Dutkiewicz--. Podría ser potencialmente muy grave. Los diferentes tipos de fitoplancton absorben la luz de manera distinta y si el cambio climático altera una comunidad de fitoplancton hacia otra, eso también cambiará los tipos de redes alimenticias que pueden sustentar".