Una experta alerta sobre los riesgos cancerígenos que conlleva el consumo excesivo de algunos aditivos

Europa Press Ciencia
Actualizado: jueves, 31 julio 2003 18:38

SANTANDER, 31 Jul. (EUROPA PRESS) -

La jefa del Servicio de Educación Sanitaria de la Escuela Nacional

de Sanidad, María Teresa García, que participa en el ''Curso de

seguridad alimentaria'' que se celebra en Laredo dentro de los Cursos

de Verano de la Universidad de Cantabria, alertó ayer sobre los

riesgos cancerígenos que conlleva el consumo excesivo de algunos

aditivos, como el nitrito sódico, los sulfitos y los fosfatos.

En el caso del nitrito, presente en las conservas de carne, las

salchichas "frankfurt" y los fiambres, explicó que aunque su exceso

puede resultar cancerígeno, sin embargo su presencia en los alimentos

es casi siempre ignorada por el consumidor. "Algunas personas toman

muchos alimentos preparados y envasados y no son conscientes de lo

que están comiendo", dijo.

En este sentido, consideró que la seguridad alimentaria, además de

contemplar puntos críticos como la higiene del manipulador de

alimentos, la limpieza de la cocina o la proximidad del cubo de

basura, debe incluir una evaluación sobre las cantidades y la

frecuencia de consumo de algunos aditivos.

En su opinión, la solución a estos hábitos incorrectos pasa por la

formación, apoyada siempre con prácticas destinadas a asentar los

conocimientos adquiridos. Una formación sobre la nutrición que, según

dijo, debe iniciarse en la etapa escolar, y debe incluir el

aprendizaje sobre la lectura de las etiquetas de los alimentos. "Hay

que enseñar a la población a leer las etiquetas y a estudiar las

cantidad y la frecuencia con que consumen determinados aditivos",

señaló.

García defendió en su intervención los valores de la cocina

tradicional, y señaló que "antes se conseguía una dieta equilibrada

porque se tomaba menos carne, más legumbres, no se incorporaban

aditivos y los alimentos estaban poco elaborados".

También señaló que en el consumo de alimentos y en su preparación

priman más las tradiciones y las costumbres personales y familiares

que los propios conocimientos, lo que explica el modo incorrecto de

conservación que se aplica a algunos alimentos, dijo.

Según la ponente, la costumbre masivamente extendida de trasvasar

un caldo o potaje a un recipiente de plástico y esperar a que se

enfríe el líquido para ponerle una tapa, es una gran fuente de

bacterias. "Sobre el recipiente abierto caen muchos microorganismos

que, con la colocación de la tapa, se quedan en el alimento",

explicó. Añadió que en estas prácticas incorrectas caen también

personas con conocimientos sanitarios y expertos conocedores del

riesgo de bacterias en un medio líquido.

Con el fin de evitar estos peligros, defendió la utilización de

tarros de cristal para conservar los alimentos, cuya cantidad debe

estar adecuada siempre al volumen del recipiente. "Cuando la cantidad

es menor que el volumen se forma una capa de aire que contribuye a la

proliferación de bacterias", dijo.

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