Los incendios podrían causar más contaminación atmosférica de lo que se creía

Archivo - Agentes de los equipos de bomberos trabajan en el lugar del incendio, a 8 de febrero de 2024, en Trabada, Lugo, Galicia (España). La Consellería de Medio Rural de Galicia ha informado de un incendio forestal activo en el municipio lucense de Tra
Archivo - Agentes de los equipos de bomberos trabajan en el lugar del incendio, a 8 de febrero de 2024, en Trabada, Lugo, Galicia (España). La Consellería de Medio Rural de Galicia ha informado de un incendio forestal activo en el municipio lucense de Tra - Carlos Castro - Europa Press - Archivo

MADRID 29 Dic. (EUROPA PRESS) -

A medida que los incendios queman el paisaje, expulsan gases y partículas en suspensión, aunque su impacto en la contaminación atmosférica podría estar subestimado, según un trabajo de expertos de la Universidad de Tsinghua en China.

Tal y como recoge la revista 'Environmental Science & Technology' de la Sociedad Americana de Química, en todo el mundo, los incendios forestales y las quemas prescritas podrían emitir considerablemente más gases de lo que se creía, incluyendo aquellos que contribuyen a la contaminación atmosférica. Los investigadores identificaron así varias regiones con altas emisiones de incendios forestales y de la actividad humana, lo que podría plantear complejos desafíos para la calidad del aire.

"Nuestras nuevas estimaciones aumentan las emisiones de compuestos orgánicos procedentes de incendios forestales en aproximadamente un 21%", atestigua Lyuyin Huang, investigadora de la Universidad de Tsinghua y primera autora del estudio. "El inventario sienta las bases para una modelización más detallada de la calidad del aire, la evaluación de riesgos para la salud y el análisis de políticas climáticas".

Cada año, grandes extensiones de bosques, pastos y turba se queman en incendios forestales, liberando al aire una compleja mezcla de vapor de agua, cenizas y compuestos a base de carbono. Algunos de estos compuestos a base de carbono son gases llamados compuestos orgánicos volátiles (COV). Otros que se evaporan y se convierten en gases a temperaturas más cálidas se conocen como compuestos orgánicos intermedios y semivolátiles (COVIO y COVSE, respectivamente). Y en el aire, estos compuestos parcialmente volátiles forman partículas finas (contaminantes que pueden ser dañinos si se inhalan) con mayor facilidad que los COV.

Sin embargo, la mayoría de los estudios que evalúan las emisiones de incendios forestales pasan por alto los COVIO y los COVSE debido a su gran cantidad, lo que dificulta su medición. Los investigadores querían tener en cuenta las emisiones de COVIO y COVSE junto con los COV para ofrecer una mejor comprensión del impacto de los incendios forestales en la calidad del aire, la salud y el clima.

En primer lugar, los investigadores accedieron a una base de datos de la superficie terrestre quemada por incendios forestales globales de bosques, pastizales y turberas entre 1997 y 2023. También recopilaron datos sobre los COV, COVII, COVS y otros compuestos orgánicos de volatilidad extremadamente baja emitidos por cada tipo de vegetación. Para los tipos de vegetación sin mediciones de campo, se basaron en experimentos de laboratorio para predecir los compuestos orgánicos liberados. Posteriormente, el equipo combinó estos conjuntos de datos y calculó las emisiones anuales a nivel mundial.

En total, los investigadores estimaron que los incendios forestales liberaron un promedio de 143 millones de toneladas de compuestos orgánicos volátiles cada año del estudio. Esta cantidad es un 21% superior a las estimaciones previas, lo que sugiere que las emisiones de los incendios forestales, en concreto los COVV y los COVS, podrían causar más contaminación atmosférica de lo que se creía.

Al comparar las emisiones de los incendios forestales con su estimación previa de las actividades humanas que liberan compuestos en el aire, descubrieron que las emisiones causadas por el hombre eran mayores en general, pero ambas fuentes liberaban cantidades equivalentes de COVCI y COVS. Además, la comparación reveló múltiples focos de emisiones, tanto para incendios forestales como para actividades humanas: Asia Ecuatorial, África del Hemisferio Norte y el Sudeste Asiático.

De esta forma, el trabajo concluye que los desafíos de la contaminación atmosférica en estas regiones son complejos y requieren diferentes estrategias para reducir las emisiones de los incendios y las actividades humanas.

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