MADRID 2 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado obtener las primeras imágenes del sistema que utilizan las bacterias para recibir información del exterior, durante la transmisión de señales.
Estas fotografías a nivel atómico han proporcionado a los autores un mayor
conocimiento sobre el citado sistema, casi exclusivo de estos microorganismos, que
les permite, por ejemplo, prepararse para provocar una infección o generar
resistencia a los fármacos. El trabajo, que aparece publicado en el último número de
Cell, podría ser la base para el desarrollo de nuevos antibióticos contra
enfermedades bacterianas.
La investigación ha sido desarrollada íntegramente en el Instituto de Biomedicina de
Valencia (CSIC) por los científicos Patricia Casino, Vicente Rubio y Alberto Marina.
Los autores se sirvieron de técnicas de difracción de rayos X para observar a escala
atómica la estructura de un sistema de dos componentes que, en bacterias,
transmite las señales externas al interior de la célula bacteriana. Su investigación
ofrece información suficiente para elaborar una hipótesis que explica el proceso.
"La transmisión de información entre exterior e interior aumenta la producción de
unas proteínas concretas y disminuye la de otras, a partir de los genes de la
bacteria", explica Marina.
Este mecanismo altera el funcionamiento de la bacteria, lo
que provoca, por ejemplo, que el microorganismo se adapte al medio en el que se
encuentra para, así, poder colonizarlo, como en el caso de las infecciones.
Los sistemas de dos componentes más sencillos, como el analizado, constan de dos
proteínas: una conectada con el exterior, la histidina quinasa (HK), y otra interior
llamada regulador de respuesta (RR). Cuando un compuesto químico determinado,
que actúa como señal, se une a HK, causa un cambio que se transmite a la parte de
la proteína que está dentro de la bacteria. Ese cambio queda reflejado en la
transferencia de un fosfato a una parte determinada de la proteína.
Después, HK y RR se unen y el fosfato pasa a RR que, entonces, se separa y migra
al cromosoma de la bacteria, donde cambia la expresión de los genes. "Es el final de
la transmisión de información y el comienzo del cambio de la bacteria. RR-F (RR con
fosfato) es un verdadero mensajero interno que lleva la señal a lo más profundo de
la célula", comenta Patricia Casino.
El sistema se repite a la inversa para liberar a RR del fosfato y que vuelva a su
estado natural, en el que puede volver a recibir señales. Los autores, en concreto,
han fotografiado los pasos de este segundo proceso. "Nuestros resultados han
aclarado cómo termina la señal, aunque también hemos obtenido información del
proceso inverso, la activación del RR por la HK", añade la investigadora.
PUERTA A NUEVOS ANTIBIÓTICOS
Las imágenes captadas por los autores explican cómo, dentro de la bacteria, cada
tipo de HK se une a un tipo determinado de RR. Este dato, según los autores, abre
la posibilidad de desarrollar sustancias que puedan unirse a estas proteínas,
impidiendo la transmisión de señales por estos sistemas en procesos tan poco
deseables como el inicio de una infección o la generación de una resistencia. "Estas
sustancias podrían ser la base de nuevos antibióticos", señala Vicente Rubio.
El trabajo ha analizado un sistema de dos componentes de la bacteria Thermotoga
maritima, que no causa enfermedades conocidas, pero sus conclusiones pueden
extrapolarse a bacterias patógenas. "En el estudio, también observamos un
comportamiento similar en estafilococos, bacterias causantes de diversas patologías
humanas, desde el forúnculo hasta la septicemia o la neumonía infantil. Con
frecuencia, estas bacterias presentan resistencias a muchos de los antibióticos
conocidos", concluye el científico del CSIC.