La erupción del volcán de Cumbre Vieja, a 3 de octubre de 2021, en La Palma, Santa Cruz de Tenerife, Canarias (España). - UME
Los investigadores del IGME-CSIC están tomando muestras de cenizas, lapilli y lava para estudiar las características del magma. También siguen los desprendimientos causados como daños colaterales del volcán en erupción y han estudiado la estabilidad de las laderas tras los terremotos.
El personal del IGME está realizando vuelos con drones desde el principio de la erupción para seguir la evolución de la situación. Han vigilado las coladas de lava para calcular su velocidad, su potencia, el ancho de las distintas lenguas y delimitar por dónde pueden ir moviéndose y a qué zonas pueden afectar.
Todas estas tareas tienen el objetivo de asesorar al PEVOLCA sobre la evolución de la erupción. Ese está siendo el trabajo en el campo y, en colaboración con los compañeros de Madrid, se están planteando posibles escenarios basados en los datos obtenidos en el campo, sumando todo el conocimiento obtenido para tratar de dar el mejor asesoramiento posible durante la emergencia.
Asimismo, los equipos del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC), de Santa Cruz de Tenerife, están recogiendo muestras eruptivas (lava y cenizas volcánicas) para realizar análisis químicos y petrográficos.
Además, están calculando el flujo del dióxido de azufre y otros gases que desprende el volcán. También están tomando medidas de alta resolución para determinar la deformación superficial del terreno. Finalmente, medirán el impacto del volcán sobre la biodiversidad insular, especialmente para evaluar las especies con problemas de conservación.
EFECTOS DE LA ENTRADA DE LAVA EN EL MEDIO MARINO
El personal investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), a bordo del barco oceanográfico 'Ramón Margalef', acaba de terminar su primera campaña de investigación sobre los efectos de la entrada de lava en el medio marino. Durante diez días de trabajo ininterrumpido, han realizado un completo estudio de las propiedades físico-químicas y biológicas del agua y de la geomorfología del fondo marino antes y justo después de la llegada de la colada al océano.
En total se han recogido cerca de 3.000 muestras de agua de mar que suponen más de 500 litros, recogidas desde la superficie hasta los 1.200 metros de profundidad y, algunas de ellas, a escasos metros de la colada gracias al uso de drones pilotados por el equipo SeaDrone del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), que han permitido además analizar la temperatura superficial del agua alrededor del delta de lava gracias a una cámara térmica.
El estudio se completará ahora con más detalle en los laboratorios del Centro Oceanográfico de Canarias del IEO-CSIC, donde se analizarán, entre otras variables: salinidad, oxígeno disuelto, turbidez, pigmentos fotosintéticos, pH, existencia de especies reducidas, sistema del dióxido de carbono, metales pesados, metano, óxido nitroso, concentración de cenizas, así como la abundancia y diversidad de los distintos compartimentos del plancton marino.
Está previsto que el próximo 14 de octubre llegue a la zona el buque oceanográfico Ángeles Alvariño, equipado con el vehículo submarino ROV Liropus, para continuar los estudios y tratar de observar de forma directa la entrada de lava en el mar.