MADRID 2 Jun. (EUROPA PRESS) -
Siendo el planeta más próximo al Sol, Mercurio es tórrido, con temperaturas de más de 450 grados centígrados durante el día. Es también el planeta rocoso de menor tamaño, y por eso su gravedad es tan pequeña, solo un 38 por ciento de la de la Tierra. Estas condiciones complican que este planeta pueda mantener su atmósfera, que es extremadamente delgada, e invisible al ojo humano. Sin embargo, puede ser vista por instrumentos especiales instalados en telescopios y sondas espaciales como la Messenger de la NASA.
"La atmósfera de Mercurio es tan tenue que podría desaparecer a menos que algo la mantenga fijada al planeta", explicó James A. Slavin, del centro de vuelo espacial Goddard de la NASA e investigador en la misión Messenger. Ese algo podría ser el viento solar, un debil gas de partículas cargadas eléctricamente, denominada plasma, que sopla constantemente desde la superficie del sol.
El viento solar se mueve velozmente, entre 400 y 600 kilómetros por segundo, lo suficientemente rápido como para despegar átomos fuera de la superficie de Mercurio.
A través de un proceso, las partículas de viento solar que se estrellan contra la superficie de Mercursio transfieren suficiente energía para lanzar algunos átomos en traystecorias balísticas con altura suficiente como para rellenar la atmósfera del planeta.
Sin embargo, existe un problema: el campo magnético de Mercurio se cruza en el camino. El sobrevuelo del Messenger de enero de 2008 reveló que el planeta tiene un campo magnético global, tal y como ya avanzó el Mariner 10 en 1974 y 1975.
Los iones y electrones que acompañan al viento solar están cargados electricamente y 'sienten' las fuerzas magnéticas de forma que el campo magnético global refleja el viento solar. Sin embargo, los campos magnéticos globales tienen agujeros y, con determinadas condiciones, sufren agujeros por los que el viento solar puede fluir y alcanzar la superficie.
Durante su segundo sobrevuelo en octubre de 2008, Messenger descubrió que el campo magnético de Mercurio estaba muy agujereado. La sonda encontró tornados magnéticos provocados por la interacción del viento solar y el campo magnético del planeta que, aprovechando esos agujeros conseguía alcanzar la superficie del planeta y expulsar átomos de la superficie para hacer posible la tenue atmósfera del pequeño planeta.