La crisis en la que se encuentra sumergida actualmente la sociedad española no sólo ha afectado de manera importante a los sectores relacionados con la macroeconomía y los presupuestos generales; como es bien sabido, ha azotado muy severamente al terreno laboral, haciendo crecer notablemente en los últimos años las tasas de desempleo.
Este problema tiene especial incidencia en la población joven, que ha visto cómo las posibilidades de acceder a un empleo estable son cada vez más remotas. Tanto es así que, según un estudio de la EPA (Encuesta de Población Activa), llevado a cabo por el Instituto Nacional de Estadística, en el primer trimestre de 2016 el porcentaje de parados menores de 25 años alcanzaba el 46,5%, llegando a cuotas del 64,1% en menores de 20 años.
Para ambos grupos, como para cualquier aspirante en general, la formación supone un punto clave a la hora de situarse como candidato a un empleo, no sólo porque estar formado suponga una mejor cualificación a la hora de ejercer cualquier trabajo, sino que cada día los jóvenes en paro tienen mejor preparación, aspirando a trabajos que no la requieren. Según un estudio del profesor de Análisis Económico, Antonio Villar, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, alrededor de un 55% de jóvenes españoles están sobrecualificados para el trabajo que desempeñan.
Queda demostrado, por tanto, que la formación es un pilar básico en la búsqueda de empleo en la situación actual y que supone un impulso que puede ser fundamental a la hora de destacar entre todos los aspirantes, que como hemos visto, poseen un alto grado de preparación.
A este respecto, desempeñan un papel muy importante los centros de formación, en los que se intenta no sólo formar, sino tratar de hacer mejorar a los estudiantes en su desarrollo profesional. Además, en estos centros, los estudiantes no sólo adquirirán conocimientos, sino que también obtendrán experiencia, uno de los factores más importantes a la hora de obtener un empleo.
Un ejemplo de este tipo de centros es Implika, que cuenta con un gran número de instalaciones en distintos puntos de la geografía española, como Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia. El plan de Implika, con más de 20.000 alumnos como testigos, consiste en dar la formación personalizada necesaria para cada alumno, adaptado a sus circunstancias, todo al servicio de la formación y una búsqueda satisfactoria de empleo.
Autor: Rodrigo Vázquez