MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
"La aristocracia es una clase social que ha sido un disparate en España", afirmó hoy la periodista y escritora Begoña Aranguren, en el marco de la presentación de su última novela 'El amor del rey' (Planeta), ganadora del Premio Azorín de Novela 2010, organizado por la editorial y la Diputación de Alicante. El relato cuenta en primera persona una historia de amor entre su protagonista, Soledad, y el monarca español Alfonso XIII.
Aranguren (Bilbao, 1949), quien se describe como "juancarlista", señaló que aprovecha para "meter el dedo en el ojo cuando puede" porque los aristócratas, gente que "ha tenido todo en la mano para cultivarse, ser solidarios y aprender idiomas, eran, sin embargo, unos bárbaros que tiraban cochinos, montaban a caballo, se tiraban a señoras y firmaban con el dedo".
Aunque la escritora matizó que existen "honrosísimas excepciones", y hay gente que ha sido buena, hay otra mucha, sin embargo, que se ha aprovechado de "la corte de entonces y del Franquismo de después". "La sociedad ha cambiado mucho en sus formas y hay gente que ha evolucionado, pero hay gente que no ha cambiado y sigue siendo fundamentalmente ociosa, algo que es incomprensible", subrayó.
'El amor del rey' es, en palabras de su autora, una historia de amor más que una novela histórica, en la que una mujer que pasó toda su vida en el entorno de la Corte relata la amistad entre ella y el monarca, y la pasión que surgió entre ellos más tarde. En esta relación Aranguren retrata también a una Victoria Eugenia distinta a la que el lector está acostumbrado aunque, según subrayó la autora, "no se trata de otra biografía de su persona".
Al hilo de esto, señaló que es una mujer a quien respeta, y destacó que "fue una mujer de armas tomar". "Fue una mujer con entidad, que sufrió mucho y tuvo un matrimonio desgraciado, que fue recibida en España como una cosa espantosa, que tenía un marido débil y malcriado", dijo.
Aranguren confesó que le habría "encantado" conocer a Soledad, porque le parece un personaje "increíble". En este sentido, indicó que ha pretendido evitar frivolidades acerca de quién es, un nombre que, según aseguró, no lo va a desvelar. La escritora aprovechó la ocasión para desmentir que se trate de la madre de José Luis de Vilallonga, porque, según sus palabras, "sería un atropello que saliera una pobre anciana".
En este sentido, indicó que las coincidencias con el nombre de Alfonso o el hecho de que el rey fuera el padrino del aristócrata son meras coincidencias, "porque en aquel momento --1920-- eran cien los grandes de España a los que apadrinó".
LA CARA HUMANA DE ALFONSO XIII
La novela --la séptima obra que publica--, refleja una cara humana del rey Alfonso XIII y es, en palabras de Aranguren, "el primer libro que humanamente le va a hacer justicia a este hombre, que fue tan desgraciado". "No se puede decir ahora que para España Alfonso XIII fuera un buen rey, porque sería mentira, pero tuvo un reinado muy difícil y unos gobiernos que se sucedían sin parar; pero encontrar a ese rey que tenía depresiones y lo pasaba tan mal, me produce ternura", afirmó.
La escritora destacó que la novela hace una defensa "a ultranza" de que hay que vivir. "Lo importante es vivir con pena y con gloria, pero vivir, porque hay mucha gente que chupa rueda de la vida ajena, y yo creo que no soy de esas, y que he dado buena muestra de ello", destacó.
Asimismo, Aranguren señaló que en la vida "hay que elegir a la gente". "Hay personas de las que no quiero saber nada, porque hay envidia, algo que es tan tonto y gratuito, y luego está la gente que transmite vitalidad, gente a quien le compensa y que vive con valentía, así que a quienes no tienen coraje no los quiero ver en mi vida", afirmó.
Por su parte, la escritora y Premio Azorín 2005, Ángela Becerra, apuntó que se trata de una "radiografía nítida del sentimiento humano, de sus debilidades y fortalezas". "Begoña se adentra en la psiquis de los personajes, quiénes fueron, sus miserias y sus deseos por ser feliz", apuntó la escritora, quien añadió que la novela es una denuncia de la hipocresía de una sociedad en la que "la mujer se llevaba la peor parte".