VALENCIA 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
El Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (MuVIM) acoge hasta el próximo dos de septiembre cuatro muestras que repasan la obra del ilustrador de libros, Pablo Ramírez, indicaron hoy en un comunicado fuentes de la Diputación de Valencia.
Según declararon, el montaje 'Pablo Ramírez y el libro ilustrado en los años 50-60' se ha convertido en el "merecido homenaje" al ilustrador andaluz que elaboró dibujos para cuentos infantiles, cuadernos, anuncios, revistas e incluso, novelas policíacas.
Comisariada por Pablo Ramírez Pérez y por Miguel Calatayud, la exposición Pablo Ramírez y el libro ilustrado en los años 50-60 ha sido concebida con la intención de mostrar una completa panorámica de la producción del ilustrador nacido en Linares en 1926, un proyecto "especial y emocionante, pero también uno de los más difíciles", en palabras del comisario e hijo.
A través de cuatros espacios sucesivos y mediante ampliaciones de las portadas, y también mediante originales, bocetos y ejemplares de los propios libros, el MuVIM presenta una selección de todos los ámbitos de su trabajo --cuentos infantiles, christmas, cuentos musicales, cuadernos para pintar, libros juveniles y novelas policíacas y del oeste--.
En una de las salas el público podrá disfrutar desde la primera a la última página de una docena de sus mejores cuentos mediante un "pasapáginas" creado especialmente para la ocasión.
"Más allá de la idea de nostalgia y de la de homenaje", esta muestra pretende resaltar el valor y la importancia de una actividad como la ilustración de libros, "injustamente relegada", que tuvo un peso específico "muy relevante" en la modernización de las costumbres mediante la transmisión de nuevas formas y estilos de vida en la España de los años 50 y 60.
Según expusieron, tras realizar estudios de dirección artística en la Escuela Oficial de Cine de Madrid, Pablo Ramírez se inició en la ilustración con colaboraciones semanales para la madrileña revista 'Chicas', hasta que, en 1953, se trasladó a Barcelona, donde fijó su residencia, con la intención de dedicarse definitivamente a la ilustración gráfica.
Allí comenzó con anuncios publicitarios para diversas marcas comerciales, pero posteriormente recibió encargos de diversas editoriales barcelonesas llevando a cabo ilustraciones y portadas de novelas.
En 1954, inició su colaboración con las editoriales 'Juventud y Molino' a las que dedicó una "buena parte de su trayectoria profesional". A partir de ese momento pudo especializarse en la ilustración de cuentos infantiles desarrollando una ingente y continuada labor de actualización visual de los cuentos clásicos.
Esta labor se complementó además con la realización de portadas e ilustraciones para libros juveniles (Enid Blyton, Malcolm Saville y Richmal Crompton), para novelas de aventuras (Emilio Salgari y Karl May), del Oeste (Zane Grey) y policíacas (Agatha Christie, John Dickson Carr y Erle Stanley Gardner, entre muchos otros). También trabajó para otras importantes editoriales como 'Cervantes', 'Hymsa', 'Roma y Cid'.
En 1959 escribió e ilustró 'Wa O'Ka', su primer cuento que, tras ser publicado en España, pronto fue traducido y editado en los Estados Unidos y en otros países. Desde entonces compaginó el trabajo de escritor e ilustrador obteniendo reconocimientos de importantes organismos como el Instituto Nacional del Libro Español, aseguraron desde la Diputación.
De entre su producción como escritor cabe destacar: 'El hijo del sheriff' (1961), 'Manuelito, el niño navajo' (1963), 'Robin Hood' (1964) o 'El niño del tiempo' (1967), publicado póstumamentel, y algunos de sus cuentos como 'El paje de los Reyes Magos' (1964) fueron llevados al cine. Uno de sus más "importantes trabajos" fue la realización de las ilustraciones del libro Color de Fuego de la escritora Carmen Kurtz galardonado con el Premio Lazarillo de 1964.
Pablo Ramírez vivió y trabajó en Masnou, una pequeña población costera a diecisiete kilómetros de Barcelona, hasta 1966, año en el que falleció como consecuencia de una enfermedad a los treinta y nueve años.
A pesar de su temprana desaparición, Pablo Ramírez fue capaz de desarrollar "una extensa y diversa producción" caracterizada siempre por una profunda renovación del lenguaje gráfico. Apenas dieciséis años bastaron para que su trabajo "fuera reconocido y dejara una huella indeleble" en el imaginario de dos generaciones de lectores.