La diputada Marian Campello confiesa en las Corts haber sufrido 'bullying' en su infancia

Actualizado: miércoles, 13 enero 2016 19:54

   VALENCIA, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -

   La diputada de Compromís en las Corts Marian Campello ha confesado este miércoles en la cámara valenciana haber sufrido 'bullying' durante su infancia en el transcurso del debate sobre la implantación de medidas para acabar con el acoso escolar, en el que ha instado a "romper el silencio" de las víctimas y en el que ha mostrado las palabras 'stop bullying' pintadas en las palmas de sus manos.

   Posteriormente, la parlamentaria ha explicado a Europa Press que cuando se le asignó este tema nadie sabía que había sido víctima y tuvo que decidir entre hacer una intervención como tal o "desde fuera" y optó por esta segunda opción porque, según ha incidido, no está en las Corts para hablar de ella. No obstante, sí ha querido hacer el guiño al final de su intervención, cuando ha instado a "romper el silencio" de las víctimas y mostrarles que no están solos, afirmando que hablaba "desde la experiencia".

   Tras mostrarse sorprendida por la trascendencia de estas palabras, ha confesado que es un tema "doloroso" para ella, del que ha hablado "muy poco", pero ha matizado que tampoco lo vive "con un dolor exageradamente grande" porque tuvo la suerte, ha incidido, de "salir reforzada" de la situación con el apoyo de su familia.

   Campello, de 29 años, ha relatado, sin querer entrar en los detalles de lo ocurrido, que ella era "una niña diferente, defensora de las causas perdidas" y un día vio cómo se estaba maltratando a otra chica, intercedió y a partir de ahí la agresora fue contra ella. "Desperté a la bestia", ha recordado. Entonces tenía 12 años y el 'bullying', ha dicho, "no tenía nombre" y no existían las medidas actuales, porque "nadie pensaba que eso podía pasar".

   Además, ha continuado, "era una niña que no tenía ninguna diferencia aparente, ni era homosexual ni gordita, ni inmigrante", y le decían que la acosadora tenía "una vida complicada" mientras el grupo "no reaccionaba" y se volvía "ciego y mudo". Los docentes, por su parte, en ese momento intentaban que este tipo de situaciones no ocurrieran durante las horas lectivas, pero "en los centros hay mucho tiempo en que no estás en el aula, estás en el descanso, en el patio", ha agregado.

   El acoso "llegó a una situación muy extrema" y sus padres intervinieron de una forma "más directa" y el centro decidió cambiarla de aula, lo que mejoró la situación, aunque siempre queda "algo latente porque había comentarios, el estigma de víctima lo tienes y es fácil que vuelva a ocurrir". "Tuve la suerte del apoyo de mis padres, en el momento más complicado yo no quería ir a clase y me llevaban", ha indicado.

   Desde la experiencia, Campello insta a que se rompa el silencio no sólo de las víctimas, "que bastante tienen con estar sufriendo", sino el de "aquellos que están viendo lo que está pasando" porque todos --ha continuado-- "debemos sentirnos responsables de la felicidad de nuestros niños, porque los niños se merecen ser felices, hay que trabajarlo, y hay que entender las diversidades y apreciarlas".