Fiscalía baja la pena a los acusados en el caso del niño de la quimio al ser un error de atención, no de profesionalidad

Los inspectores de Sanidad consideran que la falta de un decimal en la dosis para la víctima fue un error "mínimo" ante el resto de datos

Ciudad de la Justicia
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Europa Press C. Valenciana
Actualizado: viernes, 4 febrero 2011 16:28

VALENCIA, 4 Feb. (EUROPA PRESS) -

El ministerio público considera que en el caso del niño de 2 años que falleció en septiembre de 2007 tras recibir una dosis de quimioterapia diez veces superior a lo indicado hubo una "falta de atención" y "no de profesionalidad", por lo que ha decidido rebajar la pena para los dos acusados --un oncólogo y un farmacéutico del Hospital Universitari La Fe de Valencia-- y pedir para ellos un año de prisión en lugar de uno y medio.

Para establecer esta disminución de la pena, el fiscal se ha referido a la inhabilitación especial impuesta como pena accesoria, en la que el artículo 56 del Código Penal establece que se impondrá aquel tipo de inhabilitación que tenga relación directa con el delito cometido. Sin embargo, en este caso, estima que no existe tal relación, puesto que el error de los facultativos no es debido a una falta de profesionalidad, sino a una falta de atención.

El ministerio público ha indicado en la última sesión del juicio, celebrado en el juzgado de lo Penal número 4 de Valencia, que en este caso existió una "imprudencia" con un resultado "a todas luces evitable", ya que "ningún profesional puede validar algo sin leerlo, ni poner 165 mg de medicación en lugar de 16,5". Estima que el error es "grave" pero "de cuidado elemental de cualquier proceder". "No se trata de un error profesional, sino de una distracción o de una falta de atención", ha señalado.

Además, ha matizado que en este procedimiento "falló todo", no solo los dos profesionales imputados, sino también otros mecanismos como la falta de un protocolo de actuación claro, la ausencia de un programa informático con el que regular las dosis o la falta de personal, entre otros ejemplos. Por todo, pide un año de prisión para los acusados y una indemnización de 250.000 euros para los padres de la víctima y para dos de sus hijos menores de edad.

Por su parte, la acusación particular ha mantenido la pena de tres años de prisión para cada imputado y una indemnización de 335.000 euros para los progenitores y los tres hermanastros de la víctima. Ha explicado, respecto al oncólogo, que no cometió un simple error de transcripción o un error ortográfico al prescribir para la víctima una dosis de 165 mg en lugar de 16,5. "Esta coma era importantísima", ha comentado.

A su juicio, este error "no es disculpable ni justificable, ya que no cabe el despiste ni la falta de atención". De hecho, ha indicado que el hecho de que el médico intentase manipular la coma tras darse cuenta de que se había equivocado "demuestra la gravedad de su error, con consecuencias fatídicas".

En cuanto al farmacéutico, ha señalado que también cometió una imprudencia grave en este caso en la que "no es justificable la falta de atención". Ha indicado que debería haber validado la hoja de prescripción facilitada por el médico y haberse fijado en los datos. También ha señalado que el hecho de que no existiera un programa informático en el que se regulasen las dosis, "exigía extremar todavía más la precaución", "no puede ser una excusa".

Frente a la explicación ofrecida por el fiscal para rebajar la pena, el letrado de la acusación estima que sí existió una relación "directa" entre la profesionalidad y el resultado de muerte de la víctima, puesto que ésta "se produjo en el ámbito de su profesión, en el ámbito de su responsabilidad médica", ha recalcado.

"ERROR EN CADENA"

Por su parte, el abogado del oncólogo ha pedido la absolución para su representado en base a que "no tuvo ninguna responsabilidad en lo que ocurrió por no leer bien la hoja de prescripción". A su entender, se produjo un "error en cadena", y "si tuviera que haber algún tipo de responsabilidad, ésta sería mínima, porque fue un error mínimo".

La defensa del farmacéutico, quien ha reclamado que de no absolver a su cliente, se le condene por una falta de imprudencia leve, se ha referido principalmente a la sobrecarga de trabajo y a la falta de personal del hospital en el momento en el que tuvo lugar este incidente.

Así, ha explicado que "de haberse puesto los medios adecuados, no hubiera existido la muerte" de la víctima. Ha indicado que hubo una serie de circunstancias que provocaron que su defendido pudiera haber cometido el error de no validar la prescripción realizada por el facultativo.

Entre ellas, ha recordado que en ese momento, el acusado tenía que ocuparse de 224 camas que había en el hospital infantil, ya que la otra persona titular de su departamento estaba de vacaciones y junto a él había una residente "que tan sólo llevaba 15 días en el puesto" y no podía ni validar ni "hacer fórmulas magistrales". Su representado, a pesar de esta situación, "no podía acudir a la demora", puesto que la preparación de los medicamentos para los pacientes de urgencia "debe ser inmediata".

Por este motivo, entiende que ante la existencia de "mucha más carga de trabajo", "no se le puede pedir el mismo nivel de exigencia, prudencia o de atención que si hubiera el personal y los medios adecuados", ha expuesto.

PERITOS

Dos inspectores médicos de la Conselleria de Sanidad que realizaron un informe sobre lo ocurrido, han indicado que el hecho de no poner una coma en la hoja de prescripción "es un error mínimo", ya que habían otros datos que hubieran permitido corregir este fallo, como el tamaño o el peso del paciente. Han indicado que "hubo un error en la prescripción y en la validación. En no poner una coma y en no comprobar los datos".

Los inspectores han señalado que para realizar su informe no valoraron la posible sobrecarga asistencial ni la rotación de personal o la prescripción electrónica, ya que estas cuestiones se trataron en una reunión anterior, dos días después del fallecimiento del menor, y quedaron reflejadas en su escrito.

Por su parte, los forenses que han prestado declaración han confirmado que la causa de la muerte se debió a una sobredosificación en un niño que sufría un tumor de riñón "grave". Al ser preguntados por el porcentaje de vida que hubiera tenido la víctima, se han referido a unas tablas y han dicho que su supervivencia a los 10 años hubiera sido de un 18 por ciento.

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