VALENCIA 11 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) está llevando a cabo una metodología basada en el diseño orientado a las personas que permitirá a las empresas mejorar su competitividad. Esta metodología incluye al propio usuario en el proceso de diseñar productos, servicios y entornos, ya que es "el principal conocedor de las sensaciones y emociones que los atributos del producto o servicio le provocan", según informó la Generalitat en un comunicado.
En los últimos años, las empresas escogen modelos de gestión que sitúan al consumidor como eje central de sus objetivos, estrategias y acciones. Por ello, el IBV considera que estos modelos son eficientes cuando permiten introducir la voz del cliente en el ciclo completo de desarrollo, así como en todos los subprocesos.
Así, el diseño orientado a las personas combina metodologías, tecnologías y recursos especializados con el objetivo de desarrollar productos, servicios y entornos "cuyo diseño motive una respuesta favorable y placentera en el consumidor".
Las metodologías convencionales detectan las necesidades del futuro comprador a partir de las insatisfacciones que expresa y las demandas del mercado que transmiten tanto personal de ventas como profesionales del marketing y el diseño. Por contra, a metodología del Instituto de Biomecánica de Valencia incluye, además, al propio usuario en el proceso, al ser el principal conocedor de las sensaciones y emociones que los atributos del producto o servicio le provocan.
Este método de conocimiento del consumidor es más activo y global. El objetivo último es que el producto reúna una serie de atributos --como seguridad, eficacia, color, forma, durabilidad y valor-- en los que el usuario pueda reconocer las características que satisfacen sus preferencias.
MEDIR EMOCIONES DE COMPRADORES
Un ejemplo de estos estudios es el que llevó a cabo el IBV para la tienda de muebles LOFT en Valencia con el objetivo de conocer, mediante técnicas de ingeniería emocional, cómo se puede mejorar la experiencia de compra. Utilizando técnicas de realidad virtual, se midieron las emociones de los compradores y se evaluó el impacto de la utilización de nuevas tecnologías en una tienda de muebles.
Todas estas técnicas permiten abordar el diseño tanto desde la perspectiva funcional del producto como de la emocional. El IBV puede analizar un servicio o producto que se quiera diseñar con personas atendiendo a las características biomecánicas, antropométricas o fisiológicas, así como su usabilidad. Además, puede conocer cómo el usuario concibe el producto.
El IBV dispone de un Living Lab que materializa el mundo real, a través de instalaciones que reproducen situaciones habituales, para capturar, analizar y evaluar fielmente las reacciones del usuario ante productos, servicios y entornos. De este modo, es posible medir objetivamente la influencia del diseño en la reacción del consumidor.
Estas instalaciones permiten configurar espacios físicos personalizables, realizar valoraciones sensoriales, realizar simulaciones virtuales o controlar las condiciones climáticas, entre otras. Esta iniciativa ha sido impulsada por la Conselleria de Industria, Comercio e Innovación, a través de Impiva.