¿Preparando la PAU? Estos son algunos de los principales errores ortográficos que pueden penalizar en la prueba

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Archivo - Imagen de archivo de estudiantes - Glòria Sánchez - Europa Press - Archivo
Publicado: martes, 27 mayo 2025 17:06

   Psicopedagogos de Rubio alertan de que la sobreexposición a redes y el abandono de la escritura a mano pasan factura a los adolescentes

   VALÈNCIA, 27 May. (EUROPA PRESS) -

   Las pruebas su acceso a la universidad (PAU) incorporan por primera vez un criterio común de corrección que evaluará de forma específica y cuantificable aspectos como ortografía, gramática y coherencia textual en todos los ejercicios que requieran redacción. Los errores podrán restar hasta un 10% de la nota en cualquier ejercicio redactado y hasta un 20% en los exámenes de lengua.

    Desde la editorial Rubio, que elabora en materiales didácticos para el desarrollo de competencias básicas como la escritura, han realizado una recopilación de algunos de los principales errores ortográficos que pueden penalizar en la prueba y que recoge Europa Press.

   "A ver" y "haber": un clásico que sigue dando guerra. Una cosa es querer comprobar algo (a ver) y otra, que haya algo que hacer (haber). No es lo mismo decir "A ver qué pasa" que "Tiene que haber una solución". ¿Un truco? Prueba a cambiarlo por "veamos".

    "Hay", "ahí" y "ay": un trío que confunde. "Hay" es lo que hay, así de simple: "Hay tarea para mañana". "Ahí" señala un sitio: "Deja la mochila ahí" y "Ay" suelta emoción: sorpresa, susto o risa.

    "Echar" y la trampa de la H. Una de las faltas más frecuentes, señalan los especialistas, es escribir "hechar" con hache cuando en realidad, el verbo echar nunca la lleva. Lo correcto es: "Voy a echar un vistazo" o "Te echo de menos". Fácil de recordar si pensamos que, en este caso, lo primero que echamos es la H.

    "Llendo" no existe aunque se oiga mucho. El gerundio del verbo ir se escribe siempre con Y: yendo. "Estoy yendo al médico" es la forma correcta. No hay más reglas, simplemente "llendo" no forma parte del idioma.

    "Valla" y "vaya": no es lo mismo tropezar con una valla que con un "vaya" mal usado. La primera es una cerca, la segunda puede ser del verbo ir o una exclamación. "¡Vaya lío!" si no las distingues...

   "Porque", "por qué", "porqué" y "por que": el lío de los porqués. Aunque suenan igual, no se usan igual. "Porque" (junto y sin tilde) es la respuesta, indica causalidad ("Voy porque quiero"). "Por qué" (separado y con tilde) es la pregunta ("¿Por qué te fuiste?"). "El porqué" (junto y con tilde) es el motivo y está sustantivado ("No entiendo el porqué") y "por que" (separado y sin tilde) se usa en estructuras más complejas ("Luchamos por que se haga justicia").

    "Halla", "haya", "allá" y "aya": "Halla" es encontrar ("Halla las cinco diferencias"), "Haya" puede ser un árbol o del verbo haber ("Espero que haya suerte"), "Allá" indica lugar ("Allá en la montaña") y "aya", sí, también existe: es quien cuida a los niños.

    "Si no" y "Sino": cuando va junto se usa para contraponer: "No estudia, sino que trabaja". Cuando va separado plantea una condición: "Si no estudias, suspendes". ¿Un truco? Si puedes meter un "entonces" en la frase, van separadas: "Si no estudias, entonces suspendes".

   Desde Rubio comentan que en el actual contexto digital de mensajes abreviados, emojis y audios, la ortografía ha quedado, en muchos casos, en segundo plano. Y sus consecuencias ya se hacen visibles: errores frecuentes al redactar, dificultades para organizar las ideas e inseguridad a la hora de enfrentarse a una hoja en blanco.

   Los psicopedagogos constatan que cada vez escribimos menos y, cuando lo hacemos, delegamos la revisión en correctores automáticos. Esto afecta directamente la forma en que los estudiantes construyen el lenguaje y se expresan. La caída del uso del papel en las etapas escolares, el predominio de las pantallas, la disminución de la lectura y el uso creciente del lenguaje digital abreviado, también en contextos formales, contribuyen a esta situación.

GENERACIÓN "CREATIVA CON POCA SEGURIDAD A LA HORA DE ESCRIBIR"

   El resultado, afirman, es una generación "creativa y conectada, pero con poca seguridad a la hora de escribir correctamente". De hecho, una reciente prueba de nivel ortográfico realizada por el Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) ha revelado que los menores de 20 años obtienen peores resultados que los adultos: mientras que los mayores de 50 alcanzan una media de Notable, los más jóvenes apenas llegan al Bien, un dato que refleja no solo una carencia académica, sino un cambio profundo en los hábitos de comunicación y aprendizaje.

   Ante esta situación, apuestan por recuperar el valor de escribir a mano: escribir con lápiz y papel mejora la atención, favorece la memoria y ayuda a detectar errores con más facilidad. Incluir este hábito en la rutina desde etapas escolares iniciales es una forma sencilla y eficaz de fortalecer la escritura y la conciencia ortográfica.

   También subrayan la conveniencia de equilibrar el uso de pantallas y papel. La tecnología forma parte del día a día, pero también es importante reservar espacios para lo analógico. Alternar momentos digitales con actividades manuales favorece la reflexión y la corrección lingüística.

   Otra sugerencia es fomentar la lectura regular y variada, puesto que los buenos escritores suelen ser grandes lectores. Leer cuentos, cómics, novelas o revistas adaptadas a cada edad expone a los niños y adolescentes a estructuras lingüísticas correctas, enriquece su vocabulario y les muestra distintas formas de narrar. Contar con materiales adecuados a cada etapa educativa. Cada edad tiene sus propias necesidades.

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