MADRID, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
El coronel de Artillería y diplomado del Estado Mayor, José María Manrique, junto con el historiador militar Lucas Molina presentaron hoy su libro 'Las armas de la Guerra Civil española' (Esfera de los libros) que reúne el primer estudio global realizado sobre el armamento utilizado por los dos bandos enfrentados durante la Guerra Civil española. El libro, de casi 600 páginas, supone un compendio sin precedentes de fotografías, ilustraciones, datos y láminas en color recogidos por los autores tras 10 años de investigación en los archivos militares y civiles españoles.
Según explicó Lucas Molina, durante la investigación encontraron numerosos documentos "sorprendentes" con los que se consigue "desmitificar muchas cosas" que se han dicho sobre el armamento. La conclusión más significativa es la "heterogeneidad" y la "igualdad" armamentística que se produjo en ambos bandos que demuestra que la idea de que la República combatió con armas inferiores "no es cierta".
La guerra civil que tuvo lugar en España entre el verano de 1936 y la primavera de 1939 ha sido objeto de numerosas biografías y análisis políticos e historiográficos pero hasta el momento no existía un estudio profundo del conjunto de las armas que se emplearon en la contienda. El libro recoge la clasificación, recuento, origen y modos de empleo de todo el material de aviación, marina y artillería utilizados en el conflicto.
CAMPO DE PRUEBAS
El libro cuenta con un prólogo del historiador estadounidense, Stanley G. Payne, donde explica que tanto el bando nacional como el republicano lucharon "básicamente con armas extranjeras". Los principales proveedores del bando nacional fueron Alemania e Italia que junto con los materiales enviados por la URSS en apoyo del bando republicano, convirtieron la contienda española en "campo de pruebas" de las armas "más novedosas" que ambos países desarrollaban en aquel momento. Según explicó José María Manrique, el libro trata de justificar que mucho del material que llegó a España "era de gran calidad".
La novedad más importante del conflicto fue la utilización de aviones modernos y la aplicación, por primera vez, de una nueva forma de hacer la guerra en el aire. Los cambios que se produjeron en la tecnología aeronáutica durante los años 30, después de la utilización de los primeros aviones durante la Guerra Mundial, llevaron a las grandes potencias a desarrollar su poder aéreo que dependía tanto de la calidad y el rendimiento de los aviones como del entrenamiento y la organización de los pilotos.
Los aviones y la artillería más moderna se juntaron en el campo de batalla con los materiales militares más antiguos procedentes de la I Guerra Mundial. El libro recoge un exhaustivo inventario en el que aparecen, según explicó Molina, "unas 200 clases de granadas y de pistolas diferentes" utilizadas por los dos bandos.
ARMAS QUÍMICAS
El libro incluye un capítulo dedicado a la utilización de armas no convencionales ya que, según declaró Molina, durante el conflicto existió el "fantasma" de la guerra química. Esta es la faceta armamentística menos estudiada del conflicto y en el capítulo que los autores dedican a ella se puede constatar que durante el periodo de guerra se produjo una "gran importación y producción" de máscaras e "incluso" de trajes completos de protección.
El movimiento de armas y los tratos de compras entre naciones se mantuvieron durante todo el conflicto. Según explicaron los autores, en muchas ocasiones las piezas de las armas se mandaban "separadas" y la intercepción de parte de ellas por el bando contrario produjo la impresión de que eran "defectuosas". Otro capítulo que requiere atención es el dedicado a la producción doméstica de armas que, en muchas ocasiones, se realizó para "completar las enviadas".
"El barullo de material", explicó el coronel de Artillería, produjo que cada batallón tuviera un tipo de armas "diferentes". Todas las clases de armas, su naturaleza, procedencia, utilización, número y todos los tratos de compra-venta e intercambio se pueden consultar en esta publicación que, según concluye Payne en el prólogo, marca un "nuevo umbral" en la historiografía militar de la Guerra Civil.