La música vuelve a Cuba

Actualizado: lunes, 7 diciembre 2009 20:23

LA HABANA, 7 Dic. (Reuters/EP) -

Los músicos cubanos están regresando a Estados Unidos después de muchos años exiliados en tierras estadounidenses, aprovechando que la melodía política que suena desde Washington hacia La Habana -con Barack Obama como maestro de ceremonias- es algo más dulce y amigable que la que practicaba la anterior Administración de George W.Bush.

La atmósfera más relajada entre estos dos países, ya enemigos durante la Guerra Fría, es evidente sobre todo en el panorama de las artes, aunque ya en el pasado ejercieron de puente entre ambas orillas, sin relaciones diplomáticas formales durante casi medio siglo.

Ahora, reconocidos músicos cubanos están obteniendo visas para actuar en Estados Unidos, en una señal de que la Administración de Obama está promoviendo silenciosamente los intercambios culturales entre ambos países.

Omara Portuondo, la diva de 79 años del legendario grupo Buena Vista Social Club, fue invitada a presentar el mes pasado los premios Grammy Latino en el Mandalay Hotel de Las Vegas, una ceremonia inaccesible para los artistas cubanos durante los años del Gobierno del expresidente George W. Bush.

Pero tras asumir la presidencia este año, Obama prometió "relanzar" las relaciones con la isla de Gobierno comunista y suavizó ligeramente las sanciones, aunque mantiene el embargo comercial de 47 años y Cuba sigue en la lista de países que "patrocinan el terrorismo".

La flexibilización incluyó eliminar las restricciones para las visitas familiares de cubano-estadounidenses a la isla y, ahora, más visas para intercambios culturales.

La visita de Portuondo fue seguida por una del Septeto Nacional, otra leyenda de la música tradicional cubana que acaba de regresar de una gira por Nueva York, Los Angeles, Chicago y Miami, bastión de la 'línea dura' de los exiliados cubanos.

"Todos los lugares donde tocamos estaban abarrotados. Los principales periódicos de Estados Unidos hicieron artículos sobre nuestro trabajo. El ambiente era muy favorable, incluso en Miami", dijo a Reuters el manager del grupo, Ricardo Oropesa.

Aunque la distancia ideológica entre ambos países es todavía abismal, el ambiente es suficientemente bueno para que Los Van Van, la banda de salsa más famosa de todos los tiempos en Cuba, esté planeando una ambiciosa gira de 70 conciertos en Estados Unidos el próximo año.

David Calzado y su Charanga Habanera, otro nombre importante de la música tropical cubana, está preparando un concierto de fin de año en Miami.

Y aunque los estadounidenses no pueden viajar a Cuba a menos que tengan licencias especiales, hay bandas preparándose para desembarcar en la isla. El grupo de funk Kool & The Gang anunció en su sitio web un concierto en La Habana en diciembre.

"SILENCIOSA APERTURA"

Dan Erikson, un experto en Cuba del Inter-American Dialogue en Washington, llama a esto una "silenciosa apertura" cultural.

"Aunque todavía es demasiado temprano para decir si esto representa un cambio significativo de política, indica que Estados Unidos y Cuba continúan reduciendo sus tensiones bilaterales de formas sutiles pero importantes", dijo.

Con más de 44 millones de hispanos, Estados Unidos es un importante mercado para la música latina. El apetito por los ritmos cubanos fue evidente con el éxito de Buena Vista Social Club, que vendió más de 1,5 millones de discos allí.

Los planes para llevar a Estados Unidos a músicos como Portuondo o los cantantes Silvio Rodríguez o Pablo Milanés fueron esbozados tan pronto como Obama emergió como candidato a la presidencia. El Departamento de Estado comenzó a aprobar visas en septiembre pasado.

Aún así, organizar un concierto de un músico cubano en Estados Unidos continúa siendo difícil, sostiene Bill Martínez, un promotor de espectáculos con base en San Francisco, que montó la reciente gira del Septeto Nacional.

"Es difícil traer grupos cubanos porque la falta de confianza de los lugares de espectáculos, centros culturales y potenciales colaboradores. No creen que las visas serán emitidas y eso hace muy difícil obtener compromisos o confirmar la logística", explicó.

Los organizadores dicen que a menudo deben suplicar por las visas al Departamento de Estado. Además, según las regulaciones en Estados Unidos, los artistas cubanos sólo pueden recibir dinero por los gastos de transporte, alojamiento y viáticos, pero no honorarios como en cualquier otro país.

"La política estadounidense continúa haciendo de este fugaz 'avance' una especie de victoria más bien efímera", dijo Martínez.

"MIAMI HA CAMBIADO MUCHO"

Los músicos cubanos solían ir de gira por Estados Unidos durante tiempos de distensión como la administración de Bill Clinton en la década de 1990, pero dejaron de hacerlo después que Bush llegó al poder en el 2001.

Tras ganar un Grammy en 1999, Los Van Van tuvieron que mirar por televisión las siguientes cuatro veces que fueron nominados, porque Washington no les concedió visas. Los cinco nominados en la categoría Mejor Album Tropical Tradicional en el 2004 eran cubanos y ninguno pudo asistir a la premiación en Los Angeles.

El productor estadounidense Ry Cooder, el hombre detrás del éxito mundial de Buena Vista Social Club, fue incluso multado por el Departamento del Tesoro por viajar a Cuba sin una licencia.

La prueba de fuego para la nueva ola de diplomacia cultural será Miami, centro de la comunidad de exiliados cubanos de 1,5 millones de personas que no siempre recibió cálidamente a los músicos de la isla. Un concierto de Los Van Van en Miami en 1999 requirió protección de comandos SWAT.

Pero recientes encuestas de opinión sugieren que muchos exiliados apoyan los contactos persona a persona más estrechos a través del Estrecho de Florida.

Tras el rechazo inicial, muchos exiliados terminaron aplaudiendo el concierto 'Paz Sin Fronteras' organizado en septiembre por el cantante colombiano Juanes en la Plaza de la Revolución de La Habana.

"Miami ha cambiado mucho de hace 10 años para aquí", dijo Juan Formell, el líder de Los Van Van, al anunciar recientemente su gira por Estados Unidos.