Composición y destrucción en el rap de Eminem

Europa Press Cultura
Actualizado: lunes, 6 diciembre 2004 15:59

MADRID 6 (EUROPA PRESS, por David Ramos)

Tras batir todos los récords con "The Eminem Show" (2002), Marshall Bruce Mathers III, más conocido como Eminem, saca su segundo disco de estudio, "Encore", un trabajo lleno de polémica con el que este rapero de Kansas City espera superar los 18 millones de copias que se vendieron en todo el mundo hace dos años.

"Encore", con 20 canciones y más de una hora de duración, está producido por el conocido Dr. Dre y cuenta con la colaboración del grupo revelación del pasado año, "50 cent", un conjunto apadrinado por Eminem que fue el gran fenómeno de ventas en 2003.

Este nuevo disco nace con una doble intención: una musical, con la que el artista quiere seguir en lo más alto, y otra política. "Encore" es un mensaje directo y agresivo contra el sistema de vida americano y fundamentalmente contra su máximo responsable, el presidente George W. Bush, un hombre que lucha "en su propia guerra para impresionar a su papá".

Eminem renuncia a la orquesta instrumental para obtener un sonido más limpio y personal en el que sólo con su voz, la percusión monótona y los efectos, "Encore" aproveche al máximo las ventajas que el género hip-hop le ofrece. Prima el mensaje, la rima y el movimiento. Al contrario que en su anterior trabajo, el rapero utiliza un tono más enfadado y agresivo consiguiendo transmitir una sensación parecida a la de una madre que abronca a su hijo travieso a escasos centímetros de su tímpano. En cada canción, Eminem da la sensación de estar librando un combate dialéctico en el que el constante martilleo de sus versos es su principal arma para derribar el muro de la conciencia.

Por encima de todas las canciones brillan con luz propia dos de sus temas más ácidos y conflictivos. En "Mosh", Eminem realiza una crítica despiadada contra Bush y la guerra de Irak llamando a los ciudadanos a la rebelión para "desarmar este arma de destrucción masiva que es nuestro presidente" y hacer firme el propósito de "no más sangre por petróleo". Por otra parte, "Just lose it" parodia, humilla y degrada la figura de Michael Jackson, acusado de abusos sexuales a menores, en un videoclip en el que aparece rodeado de niños y disfrazado de la estrella del pop, que en alguna ocasión ha de agacharse a recoger su nariz del suelo.

En general, un producto polémico y agresivo de un artista que nunca se echa hacia atrás. Si tuvo el valor de adentrarse en los suburbios de Detroit para hacerse un hueco en un entorno musical que no terminaba de aceptarle, no parece probable que unas cuantas críticas vayan a cambiar su forma de componer y destruir "mentiras" psicológicas hechas en nombre de una nación.

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