SANTANDER 5 Feb. (EUROPA PRESS) -
La exposición itinerante 'Íberos. Nuestra civilización antes de Roma' de la Obra Social La Caixa ha llegado a Santander donde esta muestra, que recoge evidencias de la vida diaria de este cultura, se podrá ver hasta el próximo 6 de marzo en la carpa instalada en la Plaza Porticada.
El alcalde de Santander, Iñigo de la Serna; el director territorial de La Caixa en Cantabria y el País Vasco, Juan Pedro Badiola; y el comisario y arqueólogo, Luis Batista, han inaugurado este miércoles esta exposición en la que destacan las reproducciones científicas de obras de arte de esta civilización.
Además, elementos como maquetas, proyecciones audiovisuales, fotografías y grabados dan a conocer la vida cotidiana en un poblado ibérico, sus relaciones con fenicios y griegos, la importancia de la agricultura y el comercio o los misterios que envuelven la desaparición de la lengua ibérica.
Todo ello piezas singulares de esta cultura milenaria que se distribuyen a partir de los seis ámbitos que componen la muestra: el contexto histórico, la organización militar y las formas de gobierno, la vida cotidiana, la escritura y el comercio, el urbanismo y la arquitectura, y la religión y el mundo funerario.
Tras acceder a la exposición a través de las dos torres que simulan la entrada a un poblado ibérico y que reproducen la muralla íbera de Castellet de Banyoles en la localidad de Tivissa (Tarragona), el visitante puede conocer a modo de introducción el contexto geográfico y cronológico en el que se desarrolló la cultura ibérica a partir de la proyección de un audiovisual.
Después, se muestra la organización militar de los íberos con las estrategias de combate, las instituciones guerreras, la arquitectura bélica y el equipamiento de caballeros y soldados. En este ámbito, también se pueden conocer la jerarquía de esta sociedad con sus diferentes estratos.
La vida cotidiana de los íberos también tiene un papel muy importante en esta exposición, donde se muestran las actividades que éstos desarrollaban a lo largo del día y los utensilios que utilizaban en las labores más importantes, en concreto, la agricultura, la ganadería y la industria textil, así como la cerámica o la metalurgia.
ESCRITURA Y COMERCIO
La escritura de los íberos se ha encontrado en inscripciones de vasos, monedas, plomos, cerámica o piedra que permiten conocer algunas palabras del íbero, una lengua preindoeuropea de un grupo muy antiguo del que no quedan vestigios en lenguas conocidas. El alfabeto ibérico estaba formado por unos signos que representaban letras y otros que representaban sílabas. Paradójicamente, conocemos el sonido de la grafía ibérica pero no su sentido.
Un signo de la existencia de un comercio consolidado es la aparición de las monedas a partir del siglo III. Las primeras acuñaciones imitaban las monedas griegas y fenicias de las colonias de Marsella, Empúries y Roses.
Asimismo, se muestran vestigios del urbanismo, la arquitectura, la religión o el mundo funerario de esta civilización de la que la península Ibérica recibe su nombre por ser la primera cultura que presentó una cierta homogeneidad a partir de la existencia de una estructura social y económica común y que se desarrolló en la costa mediterránea del sur de Francia y España.
Esta civilización se asentó en el Languedoc meridional, en Cataluña, parte de Aragón, Valencia, Murcia y amplias zonas de Andalucía. Griegos, fenicios y cartagineses influyeron de forma determinante en la formación de la cultura ibérica.
Los íberos planificaron núcleos urbanos dotados de importantes fortificaciones, crearon un arte propio que se desarrolló a lo largo de cinco siglos, compartieron una misma lengua con su correspondiente escritura y una economía monetizada que permitió explotar riquezas agrícolas, ganaderas y mineras del país, convirtiéndolos en la admiración de las grandes potencias mediterráneas de la época y a la vez en un modelo para ellas.