Ciclismo/Tour.- La desgracia persigue a los últimos cinco vencedores de la ronda gala

Actualizado: viernes, 6 julio 2007 14:40

La muerte de Pantani ha sido la noticia más trágica

LONDRES, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

La desgracia y la sombra de la sospecha perduran en los ganadores del Tour de Francia de la última década porque ninguno de los cinco ciclistas que se vistieron de amarillo en los Campos Elíseos de París en esos años goza de una imagen creíble y plena de limpieza.

El triunfo en el Tour de Francia es la gloria deportiva que persigue cualquier ciclista del pelotón mundial, pero en ocasiones el éxito sobre la carretera se convierte en desgracia fuera de ella e incluso en tragedia como demuestran los cinco últimos vencedores de la ronda gala.

La historia se remonta a la edición de 1996, la última de Miguel Indurain, cuando un danés de escasos méritos, Bjarne Rijs, sentenció la ronda gala en el ascenso al puerto pirenaico de Hautacam. Rijs, al que se le conocía en el pelotón como 'Monseñor 60', en referencia a su elevada tasa de hematocrito, escribía su nombre con letras de oro en la historia de la ronda gala.

El danés se convirtió con el tiempo, en 2000, en manager del equipo CSC y recientemente confesó haber consumido EPO después de que los dos médicos del antiguo Telekom destaparan las vergüenzas del dopaje en el equipo alemán, donde curiosamente se integraba Rijs.

En su confesión, el danés admitió no ser digno del maillot amarillo que portó en los Campos Elíseos y su nombre ya ha desaparecido del palmarés de la prueba. Una edición que el Tour ha querido dejar vacante, sin ganador.

En 1997, el alemán Jan Ullrich, segundo el año anterior tras Rijs, emerge como una fuerza de la naturaleza para pasearse por el Tour. A sus 24 años el teutón aparecía como una firme promesa para reinar a lo Indurain. La comparación entre ambos corredores, por su físico y características, era evidente.

Ullrich no volvería a ganar el Tour aunque sí acumuló podios, al estilo Poulidor, tras Armstrong, y desde 2002 su protagonismo pasó a los diarios de información. En el verano de ese año fue controlado positivo por anfetaminas, aunque se justificó explicando que fueron unas drogas que tomó de manera recreativa durante una noche de fiesta para salir de una época de depresión consecuencia de una lesión de rodilla.

Ullrich fue suspendido durante seis meses y regresa a la competición en marzo de 2003. Posteriormente su nombre aparece relacionado en la trama de dopaje de la 'Operación Puerto' y es excluido del Tour antes de la salida en Estrasburgo en julio de 2006. Era el fin de su carrera deportiva como ciclista.

LA TRAGEDIA.

El caso más dramático fue ciertamente el del italiano Marco Pantani, el mejor escalador de los últimos años. El 'Pirata' ganó la edición de 1998, tras un memorable duelo con Ullrich en la montaña, precisamente el año en el que se destapó la 'bomba' del dopaje en el ciclismo con el 'caso Festina'. "Ciertamente he ganado el Tour más limpio de los últimos años", llegó a decir Pantani en los Campos Elíseos.

Pero este éxito marcó el inicio de un lenta e inexorable agonía. En 1999 fue excluido del Giro cuando llevaba el maillot rosa porque su tasa de hematrocrito había superado el límite del 50 por ciento autorizado.

El dopaje se volvió a cruzar en su camino en 2001 y fue suspendido por seis meses, mientras que su equipo no era aceptado para el Tour del Centenario en 2003. Poco a poco, la soledad, el consumo de drogas y la depresión provocaron que el 14 de febrero de 2004 fuera encontrado muerto por un edema cerebral y pulmonar en la habitación de un hotel. La autopsia reveló una sobredosis de cocaína.

Entre 1999 y 2005, el Tour no conoce otro nombre que el de Lance Armstrong. El estadounidense, que superó un cáncer de testículos diagnosticado en 1998, ganó la ronda gala hasta en siete ocasiones, pero la duda sobre la integridad del ciclista texano ha sido su fiel perseguidora desde que abandonó la bicicleta.

En un informe de mayo de 2006, la Unión Ciclista Internacional (UCI) exculpa a Armstrong de cualquier relación con el dopaje, pero la duda persiste, especialmente por el espíritu de los organizadores del Tour.

EL MAYOR ESCÁNDALO.

En 2006 se produce un escándalo mayúsculo porque por primera vez un ganador del Tour de Francia da positivo. El americano Floyd Landis superaba al español Óscar Pereiro tras una bella batalla en Morzine y llegaba de amarillo a París, pero unos días más tarde los resultados del laboratorio antidopaje detallaban un positivo por testosterona del ciclista del Phonak.

Ahora mismo Landis es objeto de una investigación y un proceso judicial, y el Tour del 2006 sigue sin conocer un vencedor oficial, aunque el oficioso sea Landis y continúe así la desgracia que persigue a los últimos campeones.