SEVILLA 12 May. (EUROPA PRESS) -
El entrenador del Betis, Pepe Mel, se ha convertido en el auténtico protagonista del ascenso a la Liga BBVA, conseguido virtualmente este miércoles, tras el triunfo (3-1) sobre el Tenerife con el que el club sale de la 'UVI' en que lo había dejado la gestión económica y deportiva de su ex consejero delegado, Manuel Ruiz de Lopera, apartado del mando absoluto del que gozó durante 17 largos años, a raíz del proceso por un presunto delito societario que se sigue contra él.
De hecho, José Mel Pérez (Madrid, 1963) ha sido, desde su fichaje en el pasado verano, el gran baluarte que ha tenido el beticismo para superar la increíble sucesión de convulsiones que se han abatido sobre el club en este tiempo. Y es que, dirigido por el que fuera goleador verdiblanco en su etapa como futbolista, el vestuario ha sabido rematar un ascenso que, por momentos, se antojó imposible.
No en vano, a la sospechosa venta de las acciones de Lopera a Luis Oliver le sucedió la intervención judicial de las mismas, junto con la llegada de una terna de administradores encabezadas por el, a la postre, presidente, Rafael Gordillo y, sobre todo, por un hombre, Juan Manuel Gómez Porrúa, que era el motor sobre el que giraba la renovación empresarial del Betis.
La muerte inesperada de Porrúa, el pasado 1 de noviembre no fue sino el más fuerte de los mazazos que tuvo que remontar el beticismo, que pronto tuvo que encarar la desastrosa situación económica que ha abocado a la entidad al concurso de acreedores en el que sigue sumido.
Pero el momento crítico llegó en los meses de enero y febrero cuando, tras brillar a gran altura en Copa del Rey ante el FC Barcelona, el equipo encadenó una serie de cinco derrotas seguidas que pareció dejarle sin posibilidades de ascenso. Por si fuera poco, uno de los jugadores más prometedores, Miki Roqué, causaba baja a comienzos de marzo por un tumor en la cadera.
Ahí, en mitad de la tormenta, apareció de nuevo el carácter de Mel y la capacidad goleadora del tridente formado por Jorge Molina, Rubén Castro y Emaná, aunque éste último parece que cambiará de aires en verano, tal y como le prometiera el propio técnico, consciente además de la necesidad de dinero que tienen las arcas heliopolitanas.
Curiosamente, es el entrenador madrileño quien aún no ha firmado su renovación, una situación que alimenta los rumores sobre su poca conexión personal con el vicepresidente y hombre fuerte del club, José Antonio Bosch.
Pero como Mel ha recordado recientemente, en su contrato existe una cláusula de renovación automática en caso de ascenso que, salvo sorpresa, le convertirá en el entrenador de la próxima temporada, en la que el reto de la permanencia exigirá tantos o más esfuerzos que el ascenso para un Betis que ha dejado esa UVI pero que necesita aún muchos cuidados.